Por Karla Zepazzzz
(Reneesme)
Hacia ya muchos años que nos habíamos ido de Forks por los mismos motivos que cambiábamos constantemente de lugar: mi rápido crecimiento.
Hacia aproximadamente 9 años que no veía al abuelo Charlie, mi crecimiento había cesado ahora pero igual no podíamos regresar porque mis padres, tíos y abuelos eran exactamente iguales, yo extrañaba todo lo que había en mi querido Forks.
Mi madre me había contado que cuando ella había llegado a vivir ahí le parecía el lugar más terrible y depresivo de todo el planeta, en cambio yo, desde que tengo memoria me ha parecido lo más precioso y pasivo de todo el mundo.
Cierto día mientras estábamos en Denali, habíamos ido para saludar a todos los de ese clan: Tanya, Kate, Garrett, Carmen y Eleazar, el móvil de mi madre comenzó a sonar demasiado alto…era un tono diferente que no conocía, quizá un número especial…que iba a saber yo.
-Bueno… ¿Charlie?... ¿que pasa? ¿Estas ahí? ¿Charlie?- todos podíamos escuchar claramente los sonidos que provenían del otro lado de la línea… solo ruidos sordos, por ultimo… un gran golpe y después: silencio.
Mi madre le había regalado un teléfono móvil a mi abuelo (cuando los Vulturis habían regresado a Volterra resignados por su derrota, para ser exactos) por si algún día el necesitaba algo, y por lo visto esta era la primera vez que el móvil de mi madre sonaba con ese tono tan peculiar que ahora sabia, era de mi abuelito.
La habitación comenzó a sentirse tensa y los nervios de mi madre no podían ser calmados ni por el mismísimo Jasper, incluso yo estaba igual de nerviosa que ella, incluyendo a todos que ahora estaban confundidos, no podía culpar a mi tío Jazz solo por no poder con todo.
-¿Cariño?- preguntó mi padre temeroso de la respuesta de mi mamá
Ella no contestó, se abalanzó rápidamente hacia un sillón y tomó su bolso, salió de la recamara como cuando alguien tiene algo que hacer y decide regresar a su casa; pero mi padre la detuvo del brazo.
Mi tía Alice estaba muy desesperada, ella no había visto nada, no tenia idea de que había pasado o que pasaría, lo que quería decir que seguramente Billy o alguno de los chicos de la manada se encontraba con el, quizá Seth, ya que el vivía con Charlie desde que Sue se había mudado con el.
Mi mamá tomó el rostro de mi padre con sus manos y cerró los ojos un segundo.
No sabíamos que era lo que le había dicho, pero había sido algo simple.
-Vámonos, tenemos que buscar a Charlie- dijo mi padre
Nadie preguntó nada, solo salimos corriendo hacia los autos y nuestro viaje comenzó.
Antes de llegar a port angeles el móvil de mi padre comenzó a sonar.
-Hey Seth!- dijo mi padre contestando
-Hey Edward, no llevamos a Charlie al hospital de Forks, creímos que seria difícil para ustedes, está en el Olympic Memorial Hospital en Port Angeles- Seth concluyó, por suerte y gracias a nuestro oído logramos escuchar lo que mi amigo decía.
-Esta bien Seth, al llegar nos dices lo que paso, ¿si?-
-Ok Edward, adiós- y la llamada se cortó
Ahora mi madre estaba mas nerviosa que antes, estaba comprobado que le había pasado algo malo a mi abuelito, pero al menos llegaríamos pronto con lo rápido que maneja cada integrante de mi familia.
Al llegar al hospital recibimos la noticia de que un animal lo había atacado después de que el auto-patrulla se había volcado cerca del bosque.
¡Vaya! Al parecer ahora mi abuelo Charlie también era un imán del peligro, pero a un menor grado del que había sido mi madre.
El doctor que estaba encargado de mi abuelo, había decidido dormirlo para que no sufriera tanto a causa de las heridas y algunas pequeñas quemaduras que tenia.
Pasó una semana y mi familia y yo teníamos que estar en el hospital, ellos no habían salido de caza todo este tiempo y yo me mantenía viva gracias a la comida de la cafetería, como ellos no dormían tenían que ir a forks a nuestra casa por unas horas para disimular que iban a dormir y yo me dormía en los brazos de Jake mientras ambos nos sentábamos en un sillón en la recamara de mi abuelito.
Mi familia, después de una semana ya no podía durar mas así, mi tía Alice trató de ver cuando despertarían al abuelo pero solo vio que no seria pronto, así que sin mas, todos decidieron ir a cazar pero yo no, yo quería estar todo el tiempo junto a mi abuelito y estaría con el hasta que despertara.
Unas horas después de que toda mi familia, excepto yo, se fuera de caza, una enfermera entró a la recamara y se puso a inyectarle al abuelito una medicina vía intravenosa.
-¿Que hace?- pregunté inocentemente
-Es para despertarlo, queremos ver como se encuentra-
¿Pero no se suponía que harían eso hasta después?
-Creí que eso seria en unos días más-
-Si, pero a el doctor le acaba de parecer buena idea-
-Oh- susurré, ¡vaya doctor! ¡Por lo que veo es un indeciso!
Mientras los ojos del abuelo comenzaban a parpadear una y otra vez por la luz, me acerqué a el y tomé su mano entre las mías. Después de unos segundos lo solté, ¿que pasaría si le mostraba algo?
(Charlie)
Estaba despertando, era horrible lo que ahora sentía… estaba mareado, no podía enfocar nada y para acabarla…esa luz. Mi cabeza no podía mantenerse quieta y me estaba impacientando, se movía de un lado al otro sin que yo lo deseara, poco a poco comencé a enfocar un poco lo que había en la habitación y a calmarme. Lo único que recordaba era que el auto-patrulla se había volcado mientras yo intentaba esquivar a un pequeño venado que cruzaba la carretera asustado, mi teléfono móvil se presionó contra el asiento, yo tomé mi cabeza entre mis manos; después vi a un gran animal, parecía un oso y ahora estaba en un cuarto blanco, tan blanco que podría jurar que brillaba; mi cuerpo estaba adolorido, la luz era demasiado cegadora e intensa por lo que parpadee muchas veces intentando acostumbrarme a esa luz, vi a una pequeña junto a mi, bueno, no tan pequeña, mejor dicho, era una chica de algunos 16 años, tenia mi mano entre las suyas y se veía muy afligida, sus tiernos ojos color chocolate con un tono de dorado me miraban expectantes esperando mi reacción; era blanca, casi tan blanca como el cuarto en el que me encontraba, su cabello era de un tono castaño broncíneo rizado y sus labios de un rosa muy claro.
-¿Como se encuentra señor Swan?- me preguntó una enfermera que vestía también completamente de blanco.
-Bien gracias señorita, podría decirme… ¿cuando me morí?- era claro que estaba muerto, sino como era posible tener a un ángel a mi lado, era demasiado parecida a la hija adoptiva de Bella, pero la edad de esa pequeña no encajaba con la de la chica a mi lado.
-Usted no está muerto señor Swan, ¿le duele algo?-
-Solo estoy un poco adolorido-
-Está bien, vuelvo en unos minutos-
(Reneesme)
Mi abuelo me miraba, parecía que había visto un fantasma o algo por el estilo, pero tenia una pizca de adoración en sus ojos. ¿Me habría reconocido ya?
-Esa enfermera está loca- dijo mi abuelo riendo
-¿Porque?-
-¿Como puedo estar vivo y tener a un ángel así a mi lado?- dijo señalándome con un ligero movimiento de cabeza
-Abuelo, estas bien y eso es lo que cuenta-
-¿Reneesme?-
-Si-
-¡Como has crecido!- asentí
Mi abuelo comenzó a toser terriblemente, ya era viejo, bajo la línea esbelta de su nariz aguda las arrugas y las marcas de los años estaban claramente marcadas en su rostro, cuello, manos, en su boca con un fino trazo, mi abuelo era como tejas viejas en aquella casa que siempre estaba habitada, con tantas cosas para contar, tantos años vividos y tantas anécdotas escondidas en su pecho; mi abuelo era como esos libros tan grandes llenos de palabras que no me caben en las manos, como un diccionario, pero hoy, al verlo en ese lecho quisiera decirle que significa para mi la palabra “abuelo”, es decir ternura en vez de “cabellos canos” es decir en vez de “arrugas” sabiduría y consejos humanos… ahí quería decirle ¡te quiero abuelo! ¡Te amo! Al ver en su dulce carita las duras huellas del pasado recorrerlas una a una con mis suaves y fríos dedos, en vez de decirle “viejo” ver ese mirar profundo y claro, quería darle un beso y anidarme en su regazo pues quizá algún día yo ya no tendría a mi abuelo, para que así cuando el abuelo se fuera de este mundo juntar nuestras almas en un mágico abrazo
Ahora me dolía que nunca conocí realmente a mi abuelo, verlo ahí en esa cama, en ese hospital y el tampoco me conocía a mi. Aun lo recordaba contándome cuentos, explicándome cosas que yo debía saber, o sacándome a pasear en el coche-patrulla por Forks en mis años de pequeña que se fueron con el viento.
-Nessie, mi Nessie, pronto me voy a ir, ya estoy viejo además lo he visto en sueños- sollozó el abuelo agachando la mirada mientras una lagrima recorría su rostro.
-No abuelo, no tienes porque irte ahora- dije tratando de tragar el nudo que había en mi garganta y esperando con ansias que mi tía y padre vieran lo que ahora pasaba.
-¿Donde está Bella?- preguntó, como si quisiera despedirse de ella
-Todos han salido, hacia una semana que no se alimentaban- no dije mas, ahora no le daría mas información a mi abuelo, podía caerle mal.
-Reneesme, me iré pronto, pero quiero pedirte un favor- dijo con cierto temor en sus palabras
-Claro abuelito, dime lo que deseas-
-Cuéntame todo, dime toda la verdad-
-Abuelito, pero…-me interrumpió
-Pero nada, hazlo por favor-
Yo guardé silencio. ¿Estaba bien hacerlo?
-Abuelito- comencé- es una muy larga historia-
-Trataré de aguantar-
-Cierra tus ojos- dije con calma y puse mi mano sobre su mejilla helada
Al primer instante se sobresaltó pero primero que nada le expliqué mi don, le mostré todos mis recuerdos, todos y cada uno de los momentos desde que naci, desde que mi padre me sacó del vientre de mi madre. Cada día, cada detalle, los Vulturis, el claro, la despedida de mis padres y de mi papa a Jacob. Una lágrima recorrió su mejilla. Le mostré todo, absolutamente todo y quité mi mano de su rostro.
Suspiró y yo también lo hice, temía que esto le causara un gran dolor o algo que lo llevara directamente a la muerte.
-Sabiendo todo, se que no tardaran en venir, espero que ya sepan que estoy despierto, Nessie, tengo que aguantar…- susurró mas para si mismo que para mi.
Me miró y sonrió tiernamente, yo le correspondí.
-Me da gusto saber que si eres mi nieta- dijo con cierta alegría en su voz.
-Y a mi me encanta que tu seas mi abuelo- contesté
En eso entró mi madre como alma que la lleva el diablo por la puerta, junto con mi padre y todos los demás.
“Ya no durará mucho ¿cierto? Papá… dime la verdad” su rostro estaba afligido al igual que el de Alice y mi madre.
El solo negó la cabeza levemente a mi pregunta.
“¿Estuvo mal lo que hice?”
Mi padre se acercó y me dio un ligero abrazo al tiempo que susurraba entre mis cabellos rizados: “para nada” me dio un tierno beso en la mejilla y nos separamos.
Salí de la habitación y lloré en los brazos de Jacob, no podía hacer más que sufrir por la perdida de mi abuelo. No presté atención a la conversación o a las despedidas que ahora comenzaban en esa habitación, solo pensaba en el sonido que no dejaba de pitar cada segundo mostrando los latidos del corazón de mi abuelo.
Minutos después todos salieron y me hicieron entrar, aspiré ondo y con la mano empujé la puerta, ahí estaba mi abuelito, tratando de que su vida durase solo unos minutos mas esperando a despedirse de mi. Me acerqué a la cama y tome una de sus manos con la mia y con la otra que aun tenia libre acaricie su rostro.
-Te quiero mucho abuelito- susurre tratando de que las lagrimas no me inundaran una vez mas
-Y yo te amo Nessie- contestó con una sonrisa tierna y dulce en sus labios
Sobraban las palabras, solo nos dimos un abrazo mientras el susurraba:
-Adiós Reneesme, mi nieta… mi hija-
En una despedida similar a la que había tenido mi padre con Jake mientras los Vulturis tramaban como cortarnos la cabeza.
-Te amo abuelo- dije sollozando y lo apreté mas fuerte contra mi.
Mi familia entró en ese momento por la puerta y se colocaron a los alrededores de la cama.
Mi abuelito repasó rápidamente todas las caras con una sonrisa en el rostro y entonces… cerró sus ojos, su mano que antes acariciaba mis cabellos cayó sobre la cama y la maquina que pitaba con cada latido del corazón de Charlie se volvió un sonido recto que viajaba entre el silencio de la habitación.
Su corazón murió, su alma se fue y se llevó la mía con el. FIN