Capítulo 7
Otoño
Otoño
Atrás quedaron los pocos días felices de mi existencia, atrás quedaba mi vida. Ahora parecía estar enmarcada de oscuros y desteñidos colores.
Por un momento me detuve a contemplar lo que en otra ocasión debería parecerme un hermoso paisaje. Hoy me resultaba, simplemente insignificante.
La tarea de rastrear a Victoria no fue fácil. En algunas oportunidades su rastro era tan nítido que casi podía ver la estela que dejaba su esencia en el aire. Me preparaba mentalmente para hacerle frente. No la dejaría escapar, pero al traspasar un claro o al doblar en un árbol lo perdía completamente.
Aquello me desquiciaba, no soportaba el tener que perder tiempo en aquel estúpido juego. Sentía que perseguía a un fantasma.
En cambio en otras, lo perdía completamente. Me tomaba horas o incluso días el volver a encontrarlo. El recorrido que me hubiera tomado normalmente semanas, se había convertido en meses.
Pero aún así, no me detendría. Seguí adelante. Cada día trataba de enfocarme en lo que ahora era mi única razón de existencia.
¿Pero que haría cuando mi tarea terminara? Apretaba fuertemente mi mandíbula cada vez que su nombre trataba de abrirse paso a través de mis labios. Sin embargo, era más fuerte que yo.
Agradecí la estación del año. Agradecí las fuertes tormentas eléctricas. Cada vez que sonaba un trueno, descargaba mi furia contra un árbol, una roca, cualquier cosa que estuviera a mi alcance, pero no era suficiente… nunca lo era.
Cruze Oregon, Wyoming y Kansas sin dar alcance a Victoria. Casi podía ver como se escabullía entre mis manos.
Al llegar a las grandes ciudades debía disminuir aún mas el paso y en los días soleados me ocultaba en cualquier lugar que me fuera posible. Trataba sin embargo de alquilar un dormitorio en algún motel u hostal para ocultarme, sabiendo que tardaría aún mas en seguir mi camino.
Fue en una de esas oportunidades, cuando hable con mi familia…
—Ho. Edward. No lo podía creer cuando vi que eras tu el que llamaba. ¿¡Por qué no lo haz hecho antes!? — Me recriminaba ahora muy molesta mi madre.
—Lo siento Esme ya sabes, en algunas oportunidades es muy difícil recarga la batería del teléfono celular, sobre todo si estas de cacería—
— Lo mismo me ha dicho tu padre, pero aún así, tendrías que ser mas cuidadoso—
—Lo intentaré madre, que es muy difícil—.
— ¿Que es muy difícil, el cargar la batería o el hablar con tu familia? —
—Creo que un poco de ambas cosas, madre. Este último tiempo todo se ha vuelto muy difícil—.
—Cariño, vuelve a casa. Te extrañamos tanto—.
—Y yo madre. También yo los extraño—.
Pero no quería estar cerca de ellos. No podrían evitar, en algún minuto el pensar en ella. Y si era difícil lidiar con mis recuerdos, ya podía imaginar como sería el tener que asistir al de todos.
Esme no perdió tiempo y me puso al corriente de todo lo que había sucedido desde nuestra separación.
Se habían trasladado a la Región del Adirondack, al norte de New York. Ahí tenía una hermosa residencia en la Avenida Newport Gray, casi al lado mismo del parque que lleva el mismo nombre que la región. El lugar les permitía disfrutar de una vida normal sin tener que esconderse todo el tiempo. Además el parque contaba con una variada fauna, lo que les permitía alimentarse con regularidad.
Mi madre insistía en que me uniera a ellos, argumentando que podría llevar una vida casi normal.
—Edward, recuerda que lo bien que lo pasaban. ¿Porque no vuelves hijo? —
—Es verdad Esme, tengo muy buenos recuerdos que aquel lugar, pero no estoy seguro—
Yo sabía que detrás de esa pequeña palabra existía mucho más. Detrás de ese “casi” se encontraba ella. Mi vida jamás sería lo mismo, nunca mas podría llevar una vida normal.
Carlisle y Esme ya se encontraban algo aburridos sin nada que hacer. Mi padre estaba pensando seria mente el volver a trabajar, claro que no estaba seguro de donde. Lo mismo ocurría con mi madre.
Alice y Jasper habían decidido visitar un tiempo a Peter y Charlote. Después tratarían de encontrar las piezas faltantes en la vida humana de Alice.
Emmett y Rosalie se encontraban como siempre. Después de todo, ella se había habituado mas rápido que Emmett. Al no estar Alice, ella recurría a el para hacer lo que mas le gustaba… ir de compras.
Afortunadamente para ella, según me había contado mi madre, solo a unos pocos kilómetros de encontraba Plattsburgh, Malone, Cantón, de Potsdam, y Glens Falls. Los cuales ofrecían todo tipo de tiendas y almacenes.
Creo que el que mas perjudicado de ellos era el pobre Emmett. Aunque según sus mismas palabras, había logrado “arrastrar” a Rosalie hasta Yellowstone para cazar un Oso Grizzly.
Por un momento pude imaginar toda la escena, pero el inclemente dolor no me permitió disfrutarlo.
De todos aquellos detalles me había puesto al corriente mi madre la última vez que había hablado con ella. Claro que de esto ya había pasado algún tiempo.
El saber que se encontraban bien disminuyó mi culpa por haberlos obligado a marcharse del que es su hogar preferido.
No pasa mucho tiempo en que al llegar a alguna ciudad me topaba con la desagradable noticia de una muerte misteriosa.
El diario local informaba la terrible noticia de que uno de sus habitantes había sido brutalmente asesinado bajo extrañas circunstancias, extrayéndoles hasta la ultima gota de sangre para luego ser desmembrados. En aquellas oportunidades hacia rápidamente abandono de la ciudad, seguramente un extraño que solo se deja ver por las noches seria el blanco perfecto de toda investigación policial.
Entonces estaba tranquilo ya que seguía el rastro correcto.
Otro mes transcurrió de esta manera. Sin abandonar mi tarea, con el corazón quemándome en todo momento. Con su imagen en mi mente, con su calor perdido.