‘Renesmee, ¿qué estás a punto de hacer? ¿Te volviste loca?’ me repetía a gritos una y otra vez en mi cabeza.
-¿La verdad? ¿De qué hablas?-preguntó Bryer con una voz muy clara.
De nuevo esa voz: ‘Renesmee Carlie Cullen Swan, estás a tiempo de no decir nada ¡cállate! No digas una palabra más’
-Si, mis más grande secreto, la base de toda mi vida. Estar aquí depende de eso y por eso también llegué, más bien UNO de mis secretos… Hay muchos, y muchas mentiras-bueno, al menos con esto la vieja Renesmee, que sólo habla sin parar de los nervios, había vuelto-pero debes prometer que no dirás nada.- supliqué
-Claro que no, tranquila, pero… ¿cómo que la verdad?-preguntó de nuevo sin levantarse de su lugar. Aún estábamos en el salón, no podía hablar muy fuerte, las paredes escuchan todo, sobre todo si esa pared se llama Valentina y está loca por tu amigo, pero… mi don.
¡Claro! mi don; hacía años que no lo utilizaba, me enseñaron a usar las palabras para decir las cosas; y esta vez me serviría para que nadie escuchara. Vaya lógica. Me levanté del asiento y él hizo lo mismo, me acerque. Puse mi mano sobre su mejilla, y sin una sola palabra le mostré todo…
Cuando nací y vi a mi madre en la cama agonizando, a mi padre desesperado por salvarla, los fríos pero cariñosos brazos de mi tía Rosalie, la mirada perdida de Jacob cuando me vio por primera vez. Las risas, las lágrimas, cada momento importante de mí vida. Cuando mi padre me puso en el lomo de Jake para que nos alejáramos juntos; la sensación de tener los labios, de aquel chico de ojos negros, justo sobre los míos. Mis sentimientos por mis padres, mis abuelos, mis tíos, mis amigos, por Jacob; lo que realmente era mi familia, lo que era yo. Cada pequeño secreto, cada mentira. La verdadera razón por la cual estaba llorando la noche que lo conocí. La razón por la cual estoy en Canadá. Le mostré cada pedazo de mi vida, cada parte de mí. Cada secreto guardado.
Bajé mi mano y pude observar a Bryer mordiéndose el labio. Sabía que la sorpresa no lo dejaría hablar por unos minutos, o que quizá saldría corriendo.
-Mira, yo sé que es extraño. Pero, es la verdad y quería decírsela a alguien…
-Carlie-interrumpió, tenía la mirada perdida- es extraño, pero gracias por confiar en mí. Creo que no es fácil poder decírselo… a alguien después de tantas cosas.
-Entonces… ¿no saldrás corriendo?
-Jajaja claro que no, aunque debo admitir que eso de que Bella y Edward sean vampiros me pone los pelos de punta.
-En serio, ¿me crees?
-Pues, después de verlo con mis propios ojos, claro que sí. Y dime, ¿qué le van a decir a Derek?
¡Derek! Lo había olvidado…
-Oh… No lo sé. Pero ahora que lo sabes todo, ¿quieres acompañarnos? Mis padres tienen que saber que te dije la verdad. Sé que no me perdonaran, pero deben saberlo. Además, serás un gran apoyo para mí.-las últimas palabras las dejé volando en el aire mientras yo bajaba la mirada.
-Está bien, sólo déjame avisarle a Ruthie-dijo mientras guardaba sus cosas en la mochila.
-Sí ¿Seguro qué, no tienes nada que decirme o reclamar?
-No, claro que no. A pesar de tener poco de conocerte, ya eres una persona muy valiosa para mí.
-Bueno, llama a tu hermana y te espero con Derek en la entrada.
Tomé mis cosas y salí del salón, mientras buscaba la salida pensaba en lo que acababa de hacer. Decirle todo a mi mejor amigo, bueno nuevo mejor amigo… ¿Había sido lo correcto? ¿Saldría corriendo a contárselo a todo mundo? Vaya primer día que había tenido…
-¡Nessie!-escuché a alguien gritarme detrás. Me di media vuelta
-Derek, iba justo a buscarte para irnos los tres a casa…
-Si, yo también iba justo a la entrada… ¿los tres?-me preguntó juntando sus cejas
-Ah si, Bryer también nos va a acompañar, es que vive cerca de mi casa, además de que él también quiere saber la historia que teníamos en Forks.
Sin más palabras caminamos hasta la entrada y esperamos. Cuando Bryer llegó, los tres caminamos hacía la casa. Gracias al cielo, no era muy lejos, el silencio ya se había vuelto incómodo.
Mis padres nos esperaban en la sala…
-Hola, pequeña. ¿Cómo te fue en tu primer día?-preguntó mi madre sin levantarse del asiento.
-Hola, m… me fue muy bien. Gracias-contesté dejando mis cosas sobre el sofá
-Buenas tardes-dijeron Derek y Bryer al unísono…
-Hola, chicos. ¿Quieren comer o conversar primero?-les preguntó mamá con un gesto de hospitalidad, justo como mi abuelita Esme lo hacía; pero la expresión de mi padre no era muy agradable…
‘Traje a Bryer a casa porque… le dije la verdad. Bueno, se la mostré papá. Lo siento’- dije dentro de mi cabeza para que mi padre pudiera escuchar…
-Yo tengo hambre…-dije antes de que cualquiera respondiera, le daría tiempo a papá para planear bien sus palabras.
-Está bien chicos, les serviré
-Derek, ¡Qué sorpresa encontrarte aquí!-dijo mi padre levantándose para saludarlo.
-Si, también a ustedes… Fue muy extraño como encontré a Nessie
-Dejen sus cosas ahí-les dije señalando el espacio junto a la puerta.
-¿Por qué estás en Canadá?-preguntó mi papá invitándolos a sentarse.
-Mi madre decidió que era lo mejor para mí.-ambos se sentaron juntos y al mismo tiempo, parecían robots- Tuve que repetir la preparatoria porque mi promedio no había sido tan bueno para poder entrar a la universidad, así que de una forma fue lo mejor pero también fue escalofriante tener que repetir la escuela. ¿Y ustedes?-Derek parecía nervioso, mi papá parecía intimidarlo, mientras que Bryer sólo escuchaba. Me dirigí a la cocina para poder alejarme de la tensión y ayudar a mi madre… Aún podía escuchar la conversación, pero ya no tenía los ojos retantes de mi padre sobre mí.
-Nosotros, tuvimos que salir de Forks por un problema familiar. Y bueno, estamos repitiendo la escuela por puro gusto. La mayoría de la gente lo encuentra incoherente, pero aquí en Canadá el nivel académico está mucho mejor y pues repetir la escuela nos ayudaría…-¿Esa era su gran historia? ¡Yo pude habérselo dicho sin necesidad de traerlo a casa!
-Linda,-dijo mi madre interrumpiendo mis reclamos en la cabeza- ¿por qué le dijiste a Bryer?-preguntó mi mamá con un hilo de voz.
-¿Cómo sabes que…
-Te conozco-interrumpió- y cuando estás desesperada haces locuras, igual que Edward. Además si no fuera así, no lo hubieras invitado a la casa.
-Y, si sabes que estoy desesperada ¿por qué me preguntas?
-Porque quiero escuchar todas las razones. ¿Ese chico te gusta?-la pregunta era muy tonta, sólo pude poner los ojos en blanco, y antes de que dijera media palabra ella…- No, él no te puede gustar… No después de…
-Mamá, no me gusta. Como tú dijiste, no es posible… Se lo dije porque… ¡ay! Realmente no lo sé. Hay veces que ni siquiera sabes porque haces las cosas. Bryer es mi mejor amigo. Sí, en sólo tres días, pero aprendes a querer a las personas muy rápido.
La conversación terminó, la mía con mi madre y la de mi padre también… Derek, Bryer y yo nos sentamos a comer. Como era de esperarse, Derek preguntó porque mis padres no comían, ellos dijeron que habían comido antes de que llegáramos. Cuando terminamos de comer, estuvimos un tiempo conversando. Indirectamente mis padres pidieron a Derek que no dijera nada sobre nuestra familia. Y cuando los chicos estaban a punto de irse…
-Bryer-dijo mi padre con una voz fría- ¿podrías quedarte un momento más? Creo que, sabes de que quiero hablarte.
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