Una Relación Muy Extraña

Capítulo XV
Largo día, larga tarde…

Eran como las 5pm, pero Derek se despidió, tomó sus cosas y se fue a casa. Ahora era Bryer el que parecía nervioso. Claro, las miradas de mi padre no eran muy amables… Yo me senté con mis padres, los tres juntos y Bryer frente a nosotros.
-Renesme te dijo la verdad…-comenzó papá- y bueno, tenía derecho a hacerlo, pero creo que no pensó las cosas. Ahora tú y tu familia corren peligro.-mi padre lo dijo con mucha tranquilidad y… ¡Oh! Por Dios… es cierto. Lo había olvidado, los Vulturis ¿Se enterarán? ¿Cómo es que les mostré todo y no pensé en eso? ¡Maldición!
-¿Lo dice por los Vulturis?-preguntó mirando hacia el suelo
-Sí, precisamente por ellos.-mi padre parecía muy tranquilo-claro, no tienen por que enterarse, o al menos por nuestra parte no.
-Gracias, yo prometo guardar silencio. Tengo experiencia en eso de guardar secretos… Y creo que hay uno que ustedes tienen que saber.-creo que mi padre ya lo sabe, bueno eso de leer las mentes ayuda en algo, pero mi madre y yo estábamos igual de sorprendidas.-mi madre, Amelie. Es… igual a Carlie.
Abrí los ojos lo más que pude, ¿Cómo? ¿Qué? Pero Bryer es humano… ¿o no?
-¿Igual a mí?-pregunté sin mirarlo
-Si, es mitad humana-mitad vampira. Su padre fue vampiro y creaba seres como Carlie, por un largo tiempo ella vivió con él, pero después de conocer sus verdaderos motivos decidió hacer una vida como la de su medio hermano.-su historia me parecía conocida… ¿por qué?
-¿Cómo se llama tu abuelo?
- Joham, y se llamaba. Murió.-en su voz no se notaba sentimiento alguno.
- Nahuel-susurró mi madre.
-Él es su medio hermano, nunca lo he conocido, pero conozco su historia. ¿Cómo saben de él?-creo que cuando le mostré mis recuerdos no mencioné el nombre de la persona que Alice llevó para salvarnos.
-Él fue el que ayudo a que Renesmee pudiera vivir. Fue testimonio y prueba viviente de que mi hija no es peligrosa-contestó mi padre con una cara de frustración-¿cómo es que no me di cuenta antes? ¿Tu madre tiene algún don?
-No, parece más humana que vampira, y bueno nuestro padre era humano. Por eso Ruthie y yo somos humanos, o eso creemos-sonrió, estaba realmente tranquilo ahora.
-Creo que después de todo, eso de que mis padres siendo vampiros te ponen los pelos de punta, no es cierto…-dije clavando la mirada en él.
-Bueno, era la expresión que me pareció correcta, más que nada porque no te lo dije antes. Es que esperaba la aprobación de mi madre, Carlie.
-Entendemos que ustedes también tienen un gran secreto, que debían guardar. Y por eso, creo que ahora tenemos más confianza en ti. Pero también necesitamos hablar con tu madre y tu hermana ¿está bien?-pidió mi madre con una hermosa sonrisa en su rostro. Ahora mis padres, quieren hablar con todo el mundo aquí.
-Claro, ustedes díganme cuando y donde.
-¿Podrías pedirles que vengan mañana?
-Si, le avisaré a mi mamá esta noche.
‘Papá, ¿puede quedarse un tiempo más, Bryer, conmigo?’-pensé
Mi padre asintió.
-Bryer… ¿quieres quedarte un rato más?-pregunté con una sonrisa en mi rostro. Me hacía muy feliz saber que no era la única chica con un secreto así en esta ciudad.
-Si tus padres lo permiten… Me encantaría.
-Claro, que sí. Eres bienvenido-terminó mi madre.
Bryer y yo subimos a mi habitación con nuestras cosas. Comenzamos a hacer la tarea sentados en el suelo con todos los libros. Después de lo que nos había dicho todo parecía normal, aunque bueno, fue muy extraño. Pasamos todo el tiempo bromeando y haciendo los deberes, obviamente. Increíble el cariño que puedes sentir por una persona que apenas conoces. Tal vez, suena muy ilógico, pero hay veces que las cosas suceden por que así debe ser; sin aviso, algo que a mi tía Alice le molestaría mucho.
Eran las 7pm y la noche aún no llegaba. Cuando terminamos la tarea le mostré fotos de toda mi familia, y cosas que me habían regalado.
-Parece que tu tío, Jasper, quiere mucho a Alice ¿verdad?
-Sí. De toda la familia, ellos son los que más demuestran su amor el uno por el otro.
De repente, comenzó a sonar mi celular. Lo saqué de mi mochila. Jacob me estaba marcando, de nuevo... La música aún seguía y lo dejé en la mesa de noche.
-¿No contestarás?
-No… No quiero hablar con esa persona.
-Es él… ¿o no?
-Si, Jacob.- la música se detuvo. Suspiré.- ya no quiero saber nada de él.
-Mejor… sígueme mostrando más fotos.-dijo sonriendo.
-Mejor te enseño… un cuaderno muy especial.-le regresé la sonrisa mientras sacaba un cuaderno de mi mochila.-En esté cuaderno escribo cada cosa que se me ocurre o como me siento, es como escribir un diario, pero más original. Tiene desde envolturas de dulces, hasta fotografías pegadas.
Le mostré un pequeño cuaderno azul con las cubiertas de madera, una media luna perforada y la primera página era amarilla. Eso hacia que en la portada la luna resaltará del azul. Y como si yo fuera la autora de un libro, mi nombre estaba escrito en la primera página. Más recuerdos…
Garabatos hechos por mí, escritos de lo que pensaba. Había un poco de todo, incluso huellas. Cada página me traía un recuerdo diferente.
-Ya es tarde… Creo, que será mejor que me vaya también debo avisarle a mi mamá lo de mañana.
-Está bien, te acompaño a la puerta.
Bryer se despidió de mis padres, prometiendo no olvidar decirle a su mamá sobre la reunión. Salió de la casa, mis padres estaban conversando en la cocina y bueno, yo no quería interrumpir así que subí a mi habitación muy desganada. Había sido un largo día, tenía ganas de pensar y nada más, me acerqué a la ventana de mi habitación y miré hacia fuera. La calle estaba muy alumbrada y sola.
Del otro lado de la acera había un jardín o un parque, no distinguí que era; mis párpados pesaban, tenía sueño. Cerré los ojos por un instante y cuando los abrí…
-Papá, ¿puedes venir?-dije muy sorprendida al ver que afuera había alguien mirándome. Sentada en el pasto esperando a que el sueño se alejara de mí.
Cierro los ojos un segundo y ya estoy alucinando, no puede ser cierto. Algo es seguro, llegó corriendo… Pero… estoy dormida, sí, todo es sueño.
Mi padre entró a mi habitación y se unió a mi sorpresa cuando se asomo por la ventana…
-Hay que dejarla entrar-dijo dejando las palabras en el aire, salió de mi habitación y bajó las escaleras. No era un sueño. Estaba despierta, mi padre no alucina. Y claro que estaba feliz de que estuviera aquí, hacía tanto que no nos veíamos. Pero… ¿por qué sólo ella? Y ¿por qué estaba aquí?

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