Capítulo 3
La decisión
La decisión
Nunca pensé que las cosas terminarían de esta manera. Si, es verdad, siempre estuvo presente en mi mente que algo podría pasar, pero nunca algo como esto. Estaba más que dispuesto a evitar que algo le sucediera. No dudaría en acabar con cualquiera que intentara arrancarla de mi lado nuevamente.
Pero que podía hacer si el enemigo, si el atacante, provenía de mi propia familia.
Jasper continuaba luchando contra el agarre de Emmett.
La voz de mi padre se alzo en la sala, grave, severa y autoritaria.
—Emmett, Rosalie, sacad a Jasper de aquí—
Usando toda aún mas fuerza de la hasta ahora había usado, Emmett tiró fuertemente de Jasper pero el contrarrestó su fuerza jalando hacia adelante.
Por un momento creí que lograría escapar del inclemente brazo de Emmett. Rodé sobre mi cuerpo, abrazando a Bella con todo mi cuerpo, protegiéndola en el centro de mi cuerpo. Sentía todo su cuerpo latir contra el mío. El aroma de su sangre golpeaba mis sentidos. No tengo noción de cuanto tiempo permanecimos así. Los pensamientos de Jasper seguían girando en torno a su sangre.
—Edward, permite que me acerque— Dijo entonces mi padre. Me pedía mi padre. Sin embargo no podía moverme. Traté de incorporarme, pero mi cuerpo no respondía. Sabía que Bella necesitaría atención médica. Me levante lentamente, obligando a cada músculo a relajarse.
Creo que fue mejor no llevarla a un hospital, aquello sería muy difícil de ocultar. Charlie terminaría enterándose.
La lleve a la cocina. Mi padre extraía los pequeños fragmentos de vidrio que habían quedado incrustados en su brazo. Por un momento recordé lo que le sucedía cuando olía la sangre. Aunque estaba pálida, no demostraba signos de querer desmayarse.
Su sangre llenaba por completo el amplio espacio de la cocina. Había tratado de no respirar, sin embargo había tenido que hacerlo al moverme para cubrir su cuerpo con el mío. Su aroma estaba grabado en mi memoria.
—Sal, Edward — Bella me miraba con ojos suplicantes.
Les dije que estaba bien y que podía manejarlo. Sin embargo ella tenía presente cuan irresistible era mi su sangre. Dijo que no tenia porque comportarme como un héroe, que mi padre podría perfectamente ocuparse de ella.
En ese momento mi padre estaba limpiando la herida y ella esbozo una mueca de dolor.
—Me quedaré — Le dije firmemente.
Bella insistía en que me fuera, alegaba que era masoquista, pero creo que debía serlo. Mi padre se unió esta vez a ella. Creía que debía buscar a Jasper. Quizás tenía algo de razón, busqué la voz mental de este. El aire puro había limpiado su razón. Solo el remordimiento ocupaba su mente en ese momento .Bella, Alice y mi padre me incentivaban a salir de la cocina. ¿Hoy era el día contra Edward? Pero pude en sus mentes, no había confabulación. Sabía que Alice moría por ver y hablar con Jasper, pero creía que Carlisle la necesitaba mas que el. “Tu ve por el y yo me quedo con ella. ¿Vale?” me dijo su voz mental.
Me dirigí hacia la puerta trasera, dándole una ultima mirada al amor de mi existencia. Eso era ella para mi, pero aún así, la había expuesto mortalmente.
La suave brisa golpeo mi rostro. Cerrando los ojos me apoye contra la pared. Las imágenes volvían a mi mente, apreté los puños moviendo mi cabeza de un lado a otro. Trataba de borrar las imágenes pero no podía, como no podía borrar lo sucedido.
“Uff. Tu puedes, tu puedes, tu puedes” Decía la mente de Alice.Pero en realidad no pudo y salio en dirección a la sala. Corría a ver a Jasper. Se suponía que yo haría lo mismo, pero, es solo que… no podía.
Tic, tic, tic. Me distrajeron los fragmentos de vidrio al caer en la mesa de la cocina, pero la distracción desgraciadamente no duro mucho. Tendría que enfrentarme a el, a mi hermano. Lo amaba, pero no podía dejar pasar lo sucedido. No podía pararme junto a él y decir:
“Hey Jasper, wow que ha estado cerca. Ya sabes, eso de querer cenar a mi novia. ja-ja-ja. Trata de controlarte la próxima vez, por favor”
Simplemente no podía.
El sonido de los pequeños fragmentos al caer en la mesa, me distrajo nuevamente de mis estúpidos pensamientos. Tan cerca había estado. Apreté mis dientes. No tenía sentido quedarme escondido por mas tiempo.
Jasper trataba de ingresar a la casa. Alice lo tenía por la mano, le pedía que no lo hiciera. Emmett y Rosalie le cortaban el paso, mientras Esme le pedía que se calmara, pero en su mente no existía sed, solo había vergüenza. Quería con todo su ser hablar con migo, disculparse. Buscaba algo que yo no podía darle.
—Hooo, Edward. Por favor, yo… yo. No tengo palabras. No tengo excusa. Solo pensar en que podría haber…. —
—Detente Jasper— Le ordené. —Has atacado a Bella. ¿Como pudiste Jasper? Eres mi hermano y ella es… es todo, todo para mi. ¿Como has podido? —
Agarré mi cabeza, trataba de exprimir la respuesta. ¿Que debía hacer? ¿Como podrían las cosas ser como antes? Mi mayor temor, lo que yo más temía había sucedido.
Sin embargo, Jasper era solo víctima de su naturaleza. No sabia si estar molesto con el, pero en fondo podía ver la respuesta, en mi interior si lo sabía. Aquello no era su culpa.
— Estoy tratando, me estoy esforzando por tratar encontrar la manera correcta, estoy tratando con todas mis fuerzas de hacer lo correcto. Eres mi hermano, mi familia, pero no encuentro la forma… —
—Edward, por favor se comprensible—. Me pedía Alice.
—Alice, no. No esta vez— Dijo seriamente Jasper.
—Tan solo déjame explicar…— Trato de decir Alice, pero Jasper levantó su mano, haciendo un gesto para que no continuara.
— ¡No Alice! Esto lo enfrentaré solo. Haré lo que sea necesario— Agregó bajando la mirada.
—Estoy segura que lo harás—. Dijo tomando su mano. —Haremos lo que sea necesario—
Ver aquello, esa complicidad. Esa entrega del uno por el otro, terminó con todo tipo de esperanza. Me había engañado, solo como un tonto lo hace. Había despertado de golpe para comprender que nunca, nunca podría compartir mi vida con Bella. Ella no era mi compañera, no era mi igual. Nunca lo sería. ¿Sin embargo por que me fue permitido este efímero sueño? ¿Porque me permiten ver el paraíso si me cierran las puertas en la nariz? Dios si debía existir y me estaba castigando por ser un verdugo, por ser un asesino.
Sacudí los pensamientos de mi mente, ahora lo único que debía preocuparme era sacar de ahí a Bella.
—Este no es el momento—. Les dije secamente. —Debo llevar a Bella a su casa—.
Preste atención a la voz mental de mi padre. Al parecer estaba terminando.
Sin decir nada mas, di media vuelta rumbo a la cocina. Traté de desprenderme, de dejar fuera mi dolor. Ya tendía tiempo mas tarde.
—Yo lo haré —Le dije a mi padre que se ofrecía en ese mismo momento para llevarla a su casa.
Su aroma aún estaba presente en la cocina, podía distinguir el aroma al alcohol que seguramente había utilizado mi padre, pero en el fondo aún podía encontrar su esencia. Posiblemente se debía a que su blusa estaba empapada de ella, o quizás el aroma llegaba desde la sala, donde se había caído. Definitivamente debía sacarla de casa lo antes posible.
—Carlisle me puede llevar —
—Estoy bien, pero debes cambiar tu ropa. Seguramente Charlie intentaría matarme si te viera llegar en esas pintas—
Salí rápidamente en busca de Alice, no tendría objeción en prestarle algo de ropa.
Mis hermanos y mi madre se encontraban aún reunidos en el Jardín. —Es mejor que aún no entre—. Les deje a todos, refiriéndome a Jasper. —Su sangre es demasiado fuerte—
—Será mejor que entre— Dijo mi madre.
—Alice, Bella necesita tu ayuda. ¿Podrías? — Le dije sin mirar a Jasper.
—Si, seguro— Contesto, pero dudó un momento. No quería dejar a Jasper.
—Estoy bien—. Dijo molesto Jasper.
—Si no se preocupen nosotros estaremos aquí—. Nos dijo Emmett.
Pero la voz de Rosalie revoloteaba en mi mente.
“Supongo que ahora estarás convencido de que todo esto es una locura”
Me decía mientras ingresábamos por la puerta trasera de la cocina.
“Por que no me escuchaste. ¿Que pretendías que pasara? Te das cuenta de lo terrible que hubiera sido si Jasper hubiera logrado atraparla. ¿Que habría pasado con nuestra familia? Entiendes ahora a lo que refería.”
Agradecí que Bella y mi padre ya no estuvieran en la cocina. No hacía falta que Rosalie dijera lo evidente. Yo era mas que consiente de todo aquello. Había creído en un sueño, había sido un hermoso y único sueño, pero ahora debía despertar. Debía despertar para no soñar nunca más.
—Edward, tenemos que hablar— Me dijo mi padre.
— Mañana Carlisle, por favor, mañana— Le rogué a mi padre.
—Esta bien Edward, has lo que tengas que hacer—
—O—
Me había pedido que le dijera algo. ¿Pero que quería que dijera? No podía, nuestros caminos ya estaban marcados.
—Dime que me perdonas— Agregó tontamente.
Como podía creer que aquello fuera su culpa? Sus palabras terminaron rompiendo mi tan frágil autocontrol. Ella creía que con un poco más de cuidado se habría podido evitar todo, pero solo se había cortado con un papel. ¿Pensándolo mejor, cuales eran las probabilidades de eso? ¿Y en una casa llena de vampiros? La teoría de que ella fuera un imán para los peligros era demasiado fuerte. ¿O el imán era yo? Veamos, cada vez que ella había estado en peligro había sido por mi causa, yo estaba a menos de unos pocos metros la primera vez, luego me encontraba a su lado cuando conocimos a James, si no hubiera sido por mi reacción…Esta vez, si no la hubiera forzado a ir a casa. Ella no quería, pero yo la había llevado aún en contra de su voluntad y aquí tenia los resultados. Ella no era la causante de los “accidentes” Yo, yo, yo. Yo era el único culpable de poner una y otra vez la vida de Bella en peligro.
Y ella ahora me pedía perdón. ¿¡Perdonarla por que!? Y creía que la culpa era suya.
— ¿Culpa tuya? — Le dije ahora muy molesto. — ¿Qué hubiera sido lo peor que te hubiera podido pasar de haberte cortado en la casa de Mike Newton, con tus amigas humanas, Angela y Jessica? Si hubieras tropezado y te hubieras caído sobre una pila de platos de cristal sin que nadie te hubiera empujado, ¿qué es lo peor que te hubiera podido pasar? ¿Manchar de sangre los asientos del coche mientras te llevaban a urgencias? Mike Newton te hubiera tomado la mano mientras te cosían sin tener que combatir contra el ansia de matarte todo el tiempo que hubieras permanecido allí. No intentes culparte por nada de esto, Bella. Sólo conseguirás que todavía me sienta más disgustado.
— ¿Cómo es que ha entrado Mike Newton en esta conversación? — Preguntó.
—Mike Newton ha aparecido en esta conversación porque, maldita sea Bella, él te hubiera convenido mucho más que yo — Le dije molesto con migo mismo.
Claro que según ella, prefería morir antes de estar con el, o con cualquier otro. Aún sabiendo que era cierto, le pedí que no fuera melodramática. Tratando de que mis palabras sonaran duras y secas.
— ¿Te quedarás esta noche? — Me pregunto cuando apague el motor. Yo sentía que debía ir a casa, pero creo que no hubiera servido de mucho. La esperé en su cuarto, claro no sin antes rependerla por su tonto comportamiento con respecto a su cumpleaños. Había aceptado después de todo, de buena manera los regalos que le había regalado mi familia. Aún no habría el mío y estaba un tanto impaciente. Jugaba con la caja cuando ingresó a su dormitorio.
—Hola — Mis palabras salieron mas tristes de lo que me hubieran gustado.
El rostro de Bella resplandeció ante mis ojos. Caminó hacia su cama y quitándome el regalo de mis manos, se sentó en mi regazo.
Hola, me dijo apretándose contra mi pecho. Su calor… Podía sentir como literalmente derretía mi alma. Rodee su cuerpo con mis brazos.
Quería abrir sus regalos. Empezamos con el de mis padre y se mostró muy entusiasmada al ver los boletos de avión.
Luego fue el turno de mi presente. Había cumplido mi promesa, no me gasté un solo centavo en el .
No era nada, solo una tontería. Consistía en un CD, pero no era cualquier CD. Había grabado una recopilación con mis piezas favoritas. Su Nana, La Favorita de Esme, entre otras. Sus ojos brillaron de la emoción mientras sonaba en su equipo el disco. Por un momento pesé que su reacción se debía solo al dolor de su brazo, pero me aseguró que se encontraba bien.
—No, no es mi brazo. Es precioso, Edward. No me podías haber regalado nada que me gustara más. No puedo creerlo—
En silencio terminamos de escuchar su canción, pero me sentía preocupado. Mintió al preguntarle nuevamente por su brazo y aunque protestó un poco le di un Tylenol. Me senté junto a ella mientras la música seguía sonando. Consideré que ya era tarde. Con uno de mis brazos tome su delicado cuerpo, levantándolo sobre la cama, por un minuto me permití disfrutar su proximidad. Con mi mano libre, en un fluido movimiento tire de las ropas de cama, abriéndola para poder recostarla. La arrope como se hace como suelen hacer los humanos con los recién nacidos. Si permitía que su vida siguiera el curso normal de la vida humana quizás en unos años ella también arroparía a sus hijos, sería madre, tendría familia… tendría una vida.
Me recosté junto a ella, teniendo cuidado de que mi cuerpo no tocara el suyo. Bella apoyó su cabeza en mi hombro y dejó escapar un suspiro. Seguramente tenía mucho dolor, pero estaba seguro que no me lo diría.
—Gracias otra vez — Dijo en un susurro humano.
Para mi no era una molestia, era un verdadero placer. Un placer que ya no podría disfrutar, un placer que nunca dejaría de recordar. Me golpee mentalmente, no era la hora adecuada, aún no. Solo un poco más, solo un poco…La amaba, la amaba con toda la capacidad que me brinda mi condición inmortal. La amaría por siempre, para siempre. Y cuando mi existencia terminara, seguramente también la amaría. Fuera lo que fuera lo que existiera para los de nuestra especie, cuando estuviera ahí también la amaría. Quizás el infierno no sería tan malo, no después de soportar toda una existencia sin ella, aunque pensándolo bien eso sería mi “vida” sin ella. Tendría que aprender a vivir en el infierno.
— ¿En qué estás pensando? — Me preguntó de pronto Bella.
No quería mentir, no ahora. —Estaba pensando en el bien y el mal— Aquello era lo mas sincero que me permitía ser. Su corazón de detuvo y esperé su reacción…
— ¿Te acuerdas de cuando decidí que no quería que ignoraras mi cumpleaños? — Pregunto solo un segundo después, en su voz no había ningún signo de histeria ni nada parecido. Era como si yo no hubiera dicho o como si no me hubiera escuchado.
—Siii. — Dije esperando ver a que se debían tantas tretas. Era tan graciosa cuando trataba de engañarme.
Justamente como había pensado ella quería, ya que era su cumpleaños, que la besara nuevamente, añadiendo que no era una obligación, que no debía hacer nada que yo no quisiera. Como si yo no quisiera siempre, por siempre besarla.
—Que el cielo me impida hacer aquello que no quiera — Le dije tratando de contener la repentina desesperación que inundó mi corazón.
Tome su barbilla, alzándola levemente. Vi mi rostro reflejado en sus ojos, en ese momento habría llorado si hubiera podido. Contuve mi aliento y me acerque lentamente a ella. Me miraba con amor, con devoción y pasión contenida. Cuando mi nariz rozó su rostro cerro sus ojos, aquella repentina privación arrancó de mi cuerpo un escalofrío. La bese con mis ojos abiertos memorizando cada línea, cada detalle de su rostro. La bese abrazando con mis labios su boca y con mi brazos su cuerpo. Este sería el último beso que me permitía darle. Después de esta noche debería dejarla. Ya nunca mas sería mi Bella, debía permitirle ser de otro, de alguien como ella. Alguien que no dudara en abrazarla por temor a romperla, alguien que pudiera entregarse como ella merecía.
Con aquel dolor en el cuerpo y el alma la bese. Mi lengua acarició sus labios, lamiéndolos delicadamente, pero atrayendo firmemente su cuerpo contra el mío. La ropas de cama como las que llevábamos puestas, no eran suficientes para separar su calor de mi cuerpo. Aún así podía sentirlo. Era una sensación tan agradable y familiar. Por un momento imaginé su cuerpo desnudo contra el mío ¿ Como se sentiría? Seguramente exquisito, calentando cada parte de mi ser. La pasión con la que me besaba Bella no hacia las cosas mas fáciles para mi, se apretaba mas y mas contra mi cuerpo. Por un momento sentí que el aire me faltaba, como si lo necesitara realmente. Pero no podía parar, deseaba recordarla. Quizás, solo quizás, si tenía un pequeño recuerdo de ella, solo quizás podría soportar mejor la eternidad. Mis manos anhelaban recorrer su cuerpo, mi boca quería recorrer su cuello y mis dientes querían perforar su carne. De golpe me separé de ella, haciéndola hacia atrás en un seco pero delicado movimiento. Que estúpido había sido, Bella nunca había sido mía, ella nunca lo sería.
Apreté los dientes, me faltaba el aliento. Pude sentir como rápidamente se enfriaba mi cuerpo sin su contacto.
—Lo… siento — Logre decir entre jadeos. —Esto… es pasarse de la raya—
—A mí no me importa en absoluto — Dijo en las mismas condiciones.
Bien sabía, que ella también me deseaba y eso no hacia mas llevaderas las cosas.
Sugerí que sería mejor que intentara dormir, pero Bella quería que la besara nuevamente, subestimaba mi autocontrol.
— ¿Qué te tienta más, mi sangre o mi cuerpo? — Dijo desafiante, pero eso era muy fácil, simplemente había un empate, ambas cosas eran tan deseables para mi y a la vez inalcanzables. Tanto que dolía. Dolía tenerla y sería aún más doloroso no hacerlo.
No tardó demasiado en caer dormida. Seguramente por motivo del fármaco. Estaba acurrucada contra mi cuerpo. Acaricié su cabello, inclinando mi cabeza para oler su cabello.
Trataba por todos los medios de encontrar alguna salida que no me obligara a dejarla. Pero no encontraba nada, nada que me indicara que hacer. Sabía perfectamente que era lo correcto, lo que debía hacer. ¿Pero que haría Bella? Seguramente no me dejaría, ella sabía perfectamente lo que sentía por ella. Sabía que era el sol de mis días y de mis noches.
¿Porque yo no tenía derecho a la felicidad? ¿Porque el destino se ensañaba contra nosotros? ¿A quien heríamos, porque la felicidad no nos estaba permitida?¿Porque no estaba permitida “Mi” felicidad?
Me incorporé en un delicado movimiento. Arrodillado junto a su cama la contemple una vez mas dormir. Era fascinante y tan completamente relajante que por un breve momento deje de lado mis pensamientos. Podía ver que estaba soñando, seguramente era un sueño feliz ya que se dibujaba levemente una sonrisa en sus labios. Quise acariciarlos, hasta estire mis dedos hacia ellos, pero me obligue a no hacerlo. El gélido contacto de mi dedos remirarían despertándola.
Caminé por su cuarto, caminé de lado a lado, pero no podía pensar fríamente con ella a menos de un metro. Sin darme vuelta salte con decisión por su ventana
Era una noche oscura, sin luna. Ya no llovía pero la niebla era muy espesa. Caminé por el sendero que se encuentra en el bosque, detrás de la casa de Bella. Recordé el día que la espié desde la cima de un árbol, hace tantos meses ya, pero que parecían solo días. Recorrí el mismo camino que en esos días recorría ella. En el mismo árbol caído me senté a pensar en el futuro, en las consecuencias que traería si me quedaba junto a ella. Lo peor fue descubrir que ese futuro no existiría. Mi familia también me preocupaba, pero Bella estaba atada a ella tanto como a mi mismo. Si quería marcharme no podría permitir ningún tipo de contacto con ellos, solo le daría falsas esperanzas de mi regreso y yo no regresaría.
Además siempre estaría el peligro del descontrol de Jasper o del Enojo de Rosalie. De ellos podría esperar cualquier cosa.