CAP. 12 FAN FIC "NOCHE ETERNA" -Luna Nueva-

Capítulo 12

El reencuentro



Recorrimos los mismos caminos que ya conocía, los mismos corredores, el mismo ascensor.
Solo que esta vez era distinto. Ayer anhelaba la muerte, hoy… la vida.
A cada paso que dábamos, cada vez que se cerraba una nueva puerta tras nosotros, con cada piso que ascendíamos en el estrecho ascensor nos acercábamos más y más hacia nuestra posible muerte.
Jane estaba molesta y ofendida, no paraba de imaginar como nos retorceríamos bajo su poder.
No le hacia gracia ser la segunda ante Aro.
Claro que no haría nada, no hasta que el se lo ordenara.
Llegamos hasta el lobby donde hoy se encontraba una humana tras el mostrador.
Estaba demasiado acostumbrada a los vampiros.
Saludó educadamente a los Vulturis y no reparó en nosotros.
Lamentablemente también estaba acostumbrada a que otras visitas llegaran hasta el lugar, llegaban pero nunca salían.
El primero en darnos la “Bienvenida” fue Alec.
—Te enviaron en busca de uno y vuelves con dos... y medio—. Dijo después de saludar a su hermana y dando un despectiva mirada de pies a cabeza a Bella. —Buen trabajo—.
Su indeseable hermana le respondió brindándole una desagradable risa metálica.
—Bienvenido de nuevo, Edward—. Me dijo ahora. —Pareces de mucho mejor humor—.
—Ligeramente — Le respondí.
El sólo se limitó a reír entre dientes, lo que asusto a Bella y no tardó en aferrarse aún más contra mi cuerpo.
— ¿Y ésta es la causante de todo el problema?—. Bella le resultaba insignificante en apariencias pero muy pronto comprendió que la hacia tan especial.
— ¡Me la pido primero!—. Dijo Félix mientras inhalaba una gran bocanada de aire demasiado cerca de Bella.
Giré mi cuerpo en respuesta a su insolencia. Lancé un gruñido en señal de amenaza, ante lo cual Félix dejó escapar una estúpida sonrisa.
Esta vez se sentía seguro de ganar la pelea en presencia y compañía de los demás Vulturis.
Haciendo un movimiento de sus dedos me invitó a la pelea.
Alice intervino en ese momento. “No Edward”. Pensó ella.

—Paciencia — Dijo esta vez en voz alta.

“No lo hagas, observa. Piensa en responder”. Me dijo su mente. “Piensa en hacerle frente y observa lo que sucede”.

Félix yacía a mis pies con el cuello roto mientras lo demás Vulturis se lanzaba en nuestra contra.
La siguiente imagen era de Bella, se encontraba el suelo y los vampiros de alimentaban de ella.
“Aún existen esperanzas Edward”

La imagen de Bella fue lo suficientemente fuerte para hacerme entrar en razón.
Respiré hondo y me volví hacia Alec, dejando pasar el comentario de Félix.
Alice tenía razón, nada estaba resuelto aún, con suerte podríamos salir de esta.

—Aro se alegrará de volver a verte—. Dijo Alec, para luego tomar de la mano a su hermana y guiarnos hacia la habitación circular donde se encontraba la corte reunida.

Aro estaba muy alegre de ver que Jane había tenido éxito en su tarea.
Avanzó hacia ella y como era costumbre toda la escolta se movió junto a el. Impulsados por una fuerza invisible, como si el fuera un gran y viejo imán.

Jane recibió lujuriosamente el beso que Aro le dio en los labios, pero lo que la inundo de placer fueron los elogios de este al traernos de regreso y con vida.
—Ay, Jane. ¡Cuánto me conforta tenerte a mi lado!—. Le dijo en medio de una sonrisa.
Se volteó para contemplarnos y le tomo solo un segundo el reconocer a Bella y Alice.
Estaba casi eufórico ante nuestra posible incorporación a la guardia.
Después de enviar por Marco y Cayo, Aro nos dedicó toda su atención.
— ¿Lo ves, Edward?—. Me dijo sonriendo. — ¿Qué te dije yo? ¿No te alegras de que te hayamos denegado tu petición de ayer?—.
—Sí, Aro, lo celebro—. Le dije agradecido sinceramente.
Aunque fuera por unas pocas horas, la muerte sería mas dulce a su lado pensé estrechándola cuidadosamente contra mi cuerpo.
—Me encantan los finales felices. Son tan escasos—. Agregó Aro en un suspiro.
Quería que le contáramos toda la historia, no comprendía como mi hermana había fallado en su visión, ya que yo estaba completamente seguro que de que ella era infalible.
Muchos factores nos habían guiado hasta este punto, no solo las visiones de Alice.
Podía adivinar la repulsión que le causaba a mi hermana aquel viejo y decrépito ser, pero aún así le hablo como si fuera la mas encantadora de las criaturas sobre la faz de la tierra.
—No, no, no soy infalible ni por asomo como habéis podido comprobar hoy, a menudo causo más problemas de los que soluciono—.
Aro elogiaba a mi hermana, casi podía saborear el tenerla por toda la eternidad a su lado.
Alice no comprendía el por que le hablaba con tanta familiaridad o el porque hacia alusión a sus poderes.
Ella no sabía los detalles de los Vulturis. Habían cosas que sólo a mi me confiaba Carlisle.
“Edward, que sucede aquí”. Me dijo en su mente mientras me lanzaba una rauda mirada.
Aro se percató de nuestra complicidad y se presentó ante ellas.

—Lo siento. No nos han presentado como es debido, ¿verdad?—. Les dijo hipócritamente —Es sólo que siento como si ya te conociera y tiendo a precipitarme—.

Le comentó en que circunstancia y como la había conocido. Sin ocultar la envidia que le causaba mi habilidad.
Traté de reconfortar su retorcida y mezquina mente. No debía sentirse ofendido por mi habilidad, ya era suficiente con que la anhelara para si mismo.
Mi hermana continuaba sin entender muy bien a que se refería Aro y le explique las limitaciones que tenía con su habilidad, pero que sin embargo era verdaderamente mucho mas impresionante que la mía.
Sin embargo aquello no era suficiente para el. Encontraba mi habilidad mas “Practica”.
Justo en ese momento volvía Félix con Marco y Cayo.
Podríamos dejar de lado los falsos cumplidos por un momento y dedicarnos a asuntos más importantes que tratar.
Como nuestra sobrevivencia por ejemplo.
— ¡Marco, Cayo, mirad!—. Dijo Aro, demasiado fingido entusiasmo. —Después de todo, Bella sigue viva y Alice se encuentra con ella. ¿No es maravilloso?—.

Cayo estaba molesto, Félix no les había comentado el porque Aro los había hecho llamar.
Hoy no tenía muy buen humor para sus demostraciones sobre exageradas.
—Conozcamos la historia—. Le dijo Marco a Aro.
Este extendió su mano y el la toco una fracción de segundo.
Un segundo que en su mente fue mucho más extenso.
Se sorprendió enormemente. Aquellos sentimientos no existían en entre ellos.
“Entrega absoluta, carente por completo de razón y lógica, unida a la lucha constante entre el amor y el desesperado deseo por su sangre pero que por igual sentía hacia su cuerpo y hacia su ser. Dolor y alegría entrelazados, lealtad, respeto y una intimidad profunda”
“Amor, amor incondicional e ilimitado”.
No pude evitar resoplar y hacer una mueca ante estos pensamientos.
Efectivamente eso describía por completo mis sentimientos hacia ella, solo que era extraño el asistir a su análisis tan metódico y completo.
—Gracias, Marco—. Dijo Aro, meditando sobre lo revelado por este. —Esto es muy interesante—.
La reacción de Marco era muy diferente a la mostrada el día anterior. Se sentía fascinado e intrigado por nuestros sentimientos. No entendía muy bien el por que estaba dispuesto a dar todo por una humana.
Aro también estaba impresionado.
—Asombroso, realmente increíble—. Decía y repetía en su mente, si no hubiera visto con su propia habilidad no lo habría creído.
“Pero que sucede aquí Edward, por favor explícame, ya no aguanto esto”. Me decía la mente de mi hermana.
Le explique lo acaba de suceder y el por que de la reacción de Marco y Aro.
— ¡Qué práctico!—. Dijo Aro al darse cuenta de la pregunta mental de mi hermana.
Su codicia por mi no tenía fin.
Aquello estaba muy mal, seguramente haría de todo para retenerme.
Sin embargo sus pensamientos habían tomado otro rumbo ahora.
No podía entender el por que.
No emprendía como podía estar junto a Bella.
Como podía aguantar mi proximidad con ella, sobre todo por la forma en que ella olía para mi.
—No sin esfuerzo—. Le dije tranquilamente.
—Pero aún así... ¡La tua cantante! ¡Menudo derroche!—.
Aquella palabra me arrancó una breve sonrisa.
La sangre de Bella no solo cantaba para mí, también cantaba para mi corazón, era en realidad una celebración a la vida.
Mientras su sangre corriera en sus venas la vida tendría sentido para mi.
—Yo lo veo más como un precio a pagar—. Me limité a decir.
Pero Aro no lo comprendía, creo que tal vez nunca había sentido un sentimiento como este, o cualquier otro sentimiento parecido al cariño.
¿No había sido el mismo el que había dado muerte a su propia hermana Dibymi? O eso era lo que mi padre me había confiado hace mucho tiempo ya.
Aro era un ser malvado y carente de todo sentimiento bueno o noble, solo la codicia y la envidia reinaban en su seco corazón.
Aro continuó muy escéptico referente a mis sentimientos, creía que pagaba un precio muy algo solo por esta con ella sin matarla.
—Simple coste de oportunidad—. Le dije alzándome de hombros.
Aquello logro hacerle reír de buena gana.
Sin embargo no creía que la sangre gritara tan alto en la mente de un vampiro, de no haberlo presenciado en mis recuerdos no lo habría creído nunca.
—La mayoría de nosotros vendería caro ese obsequio mientras que tú... —
—... lo derrocho—, Dije terminando la frase con sarcasmo.
Pero mis palabras solo lograron divertirlo aún más.
Mis palabras y mi actitud le recordaban a mi padre, exceptuando por el mal genio, claro esta.
Pero mi padre me superaba en muchas cosas.
Solo el había podido permanecer junto a Bella cuando ocurrió el fatal accidente el día de su cumpleaños.
De una casa llena de vampiros, solo el había sido inmune a la sangre de Bella.
Aún yo, con todo el amor que sentía por ella había tenido que salir corriendo del lugar, había sido una verdadera vergüenza.
Sin embargo, ahora su aroma no me molestaba, ni quemaba mi garganta.
—Jamás pensé ver a nadie que superase a Carlisle en autocontrol, pero tú le haces palidecer—. Dijo Aro trayéndome de vuelta a la realidad presente.
—En absoluto—. Le dije ya cansado de toda esta fingida plática, pero Aro continuaba alabando ahora a mi padre y agradeciéndome por entregarle recuerdos de el.
Dijo que cuando mi padre se marcho a América, no pensó que tendría éxito, sin embargo al ver que lo había logrado, se sentía verdaderamente feliz.
Pero lo que no decía era que nunca había esperado que fuéramos tantos y que en nuestra familia se encontraran individuos tan poderosos como lo éramos Jasper, Alice y Yo.
Eso no lo decía en voz alta pero su mente lo gritaba.
Sin embargo trataba de ocultarlo desviando sus pensamientos hacia otros temas aún más peligrosos.
—Pero ¡vuestra abstinencia...!— Dijo en un suspiro. —No sabía que era posible tener tanta fuerza de voluntad—.
Creía que el canto de su sangre era le comparado con las sirenas. Aquellas criaturas que habitan en lo profundo de los mares.
El mismo Carlisle casi había caído en su embrujo cuando cruzó a nado hacia América.
Creo que cualquier otro habría sucumbido fácilmente ante ellas.
Traté de mantener la calma cuando Aro hizo alusión al aroma de Bella en mi mente. Decía que le hacia sentirse “sediento”
En su mente acariciaba la blanca piel de Bella siguiendo el camino de su yugular.
Obligué a mis músculos a que se quedaran quietos, me obligue a convertirme en una estatua de piedra para no saltar sobre el.
—No te inquietes—. Me dijo Aro al percatarse de mi estado. —No tengo intención de hacerle daño, pero siento una enorme curiosidad sobre una cosa en particular—. Giró su cuerpo para ver directamente ahora a Bella. — ¿Puedo?—. Me preguntó como si ella fuera de mi propiedad mientras levantaba una de sus manos.
Por un momento me pareció muy apropiado que considerara que era mía, lo era en muchos aspecto, siempre había y sería Mi Bella, pero le dije que le preguntara a ella.
Se disculpó ante su falta de cortesía y le dijo que sentía una verdadera fascinación por el hecho de ser la única en quien mi habilidad no diera resultado.
El quería comprobar si también era inmune a su poder y quería hacer la prueba.
Bella buscó mis ojos, en ellos había duda y miedo al mismo tiempo.
Me habría gustado ahorrarle aquella desagradable experiencia, seguramente le asquearía el tener que tocar aquella decrépita y helada piel, pero no había nada que pudiéramos hacer, el negarse habría sido una locura.
Asentí con mi cabeza al mismo tiempo que le sonreía para tranquilizarla.
Bella avanzó unos pasos hacia Aro con la mano extendida, la cual temblaba levemente.
Apreté mis puños fuertemente. En mi interior anhelaba que no sus intentos fueran inútiles. Sin embargo tal vez fuera la única oportunidad que tendría para ver y sentir los pensamientos de Bella.
Aro se acercó también para alcanzar su mano.
Su orgullosa mente ya celebraba el poder ingresar en su mente y de esta manera demostrar que su poder era infinitamente mas fuerte y poderoso que el mío. Sin embargo su soberbia se convirtió rápidamente en desilusión y rabia contenida.
—Pues sí, muy interesante—. Dijo mientras se retorcía por dentro llenos de perplejidad.
Me sentí complacido al comprobar lo que yo sospechaba. Sin embargo no estaba preparado para lo que venia.
Aro quería saber si ella era inmune a otros poderes, en realidad solo quería torturar a Bella, no soportaba el ser humillado y menos delante toda la corte.
— ¡No!—. Dije en medio de un gruñido al escuchar que Aro llamaba a Jane.
Me abalance hacia el pero algo me retuvo, sacudí mi brazo sin prestar atención mientras Jane se acercaba hacia nosotros con un maligna risa en los labios.
— ¿Sí, maestro?—. Ella sabia perfectamente el por que la había llamado “Ahora me las pagarás” Me dijo en su mente.
De mi pecho emergió un gruñido gutural, no importaba si estábamos en desventaja, no importaba si todos nos caían encima. No permitiría que torturaran a Bella de aquella manera. Estaba seguro que su frágil humanidad no podría soportarlo.
—Me preguntaba, querida, si Bella es inmune a ti—. Prosiguió Aro sin mirarme.
Interpuse mi cuerpo entre ambas, aquello no tenía sentido, pero el impulso por defenderla era aún mas grande que la razón y en aquellos momentos era incapaz de razonar.
En una fracción de segundo Jane se volteó hacia nosotros y menos que eso me tomo para salta hacia delante con la intención de acabar con ella.
Sin embargo no pude alcanzarla, había sido mas rápida que yo.
De pronto mi cuerpo fue atacado por miles de choques eléctricos desde los pies a la cabeza, una y otra vez.
Apreté fuertemente mi mandíbula, no dejaría escapar sonido alguno.
Estaba consiente que Bella mi miraba y que sufría al verme de esta manera, no incrementaría aún mas su dolor.
No se cuanto tiempo transcurrió pero de pronto la corriente dejo de golpear mi cuerpo, me tomó un momento el recuperarme.
—Se encuentra bien—. Le decía mi hermana a Bella para tranquilizarla.
Me incorporé de golpe temiendo lo peor.
Alice la aferraba fuertemente entre sus brazos mientras ella no paraba de luchar contra su agarre.
Por un momento nuestras miradas se encontraron, pude ver el dolor que le había causado la escena que acababa de suceder.
Y esa misma tortura estaba a punto de vivirla en carne propia y no había nada que yo pudiera hacer para salvarla.
Bella retrocedió un paso, supongo que se preparaba valientemente para recibir su castigo, sin embargo no podía dar crédito a mis ojos y me tomó unos segundos asimilarlo.
Jane miraba fijamente a Bella con su malévola sonrisa en los labios, pero la única expresión de dolor en su cara era la que le causaba mi sufrimiento.
En ese momento respiré hondo. El poder de Jane así como el de Aro no tenía efecto alguno en ella.
Me moví junto a ellas, toqué el brazo de mi hermana y ella deshizo el fuerte agarre que protegía a Bella.
Aro lanzó una risotada, pensaba que yo había sido demasiado valeroso al soportar la tortura en silencio.
Afirmó que un día el mismo había experimentado el dolor sólo por curiosidad.
Ya estaba harto de estos juegos y ya no estaba dispuesto a fingir cortesía.
— ¿Qué vamos a hacer con vosotros? — Dijo Aro.
Yo sabía perfectamente que pretendía hacer con nosotros.
Bella comprendió lo que aquellas palabras significaban y su cuerpo se agitó entre mis brazos temblando de terror.
La apreté fuertemente contra mi cuerpo olvidando su frágil humanidad.
—Supongo que no existe posibilidad alguna de que hayas cambiado de parecer, ¿verdad? Tu don sería una excelente adquisición para nuestro pequeño grupo—.
Analicé un momento lo que realmente había detrás de sus palabras y lo que realmente significaban.
—Preferiría... no... hacerlo— Le dije.
Aro realizó la misma pregunta a mi hermana, pero esta fue más resuelta que yo y le rechazó de inmediato.
— ¿Y tú, Bella?—. Le dijo arqueando una ceja.
Pude comprender sus intensiones, no estaba seguro de poder contenerse una vez que empezara pero estaba dispuesto a transformarla.
Bella no respondió a su pregunta y en silencio permanecimos unos segundo mirándonos a los ojos, hasta que Cayo habló.
No creía lo que Aro acababa de decir.
—Cayo, tienes que advertir el potencial, no he visto un diamante en bruto tan prometedor desde que encontramos a Jane y Alec. ¿Imaginas las posibilidades cuando sea uno de los nuestros? —
El comprendió perfectamente a que se refería Aro y no volvió a pronunciar palabra alguna.
Jane y Alec se encontraban un poco mas atrás y no era necesario que emitieran palabra alguna, estaban ahora mas molestos que nunca, no solo los habían puesto en segundo plano por mi culpa si no que ahora estaban mas humillados que nunca y a causa de una humana.
Pero en ese momento yo tenía problemas mas graves que sus deseos de hacernos pedazos.
Aro realmente estaba pensando conservar a Bella. Aunque estaba consiente de las palabras de mi hermana sobre la posibilidad que teníamos de salir de esta, no estaba dispuesto a hacerlo a costillas de Bella. Todo mi cuerpo se rebelaba, no podía contener o evitar el emitir grandes gruñidos.
—No, gracias—. Dijo entonces Bella con la voz partida por el miedo.
Aro pasaba por alto mis gruñidos y en un suspiro dijo que era una verdadera lastima.
Aquello fue lo último que pude soportar. —Unirse o morir, ¿no es eso?—. Dije apretando los dientes. —Sospeché algo así cuando nos condujeron a esta estancia. ¡Pues vaya leyes las vuestras!—.
Aro dijo que aquello no era cierto ya que el estar ahí reunidos se debía a que esperaban la presencia de Heidi.
Maldición, si eso era cierto debíamos salir cuanto antes de ahí. Una vez desatada su hambre no habría posibilidad de sacar a Bella con vida de ese horrible lugar.
—Aro—. Dijo de pronto Cayo. —, la ley los reclama—.
No estaba muy seguro de cómo podía ser eso posible, no habíamos hecho nada que rompiera las reglas de los Vulturis. A menos que se refiriera a….
— ¿Y cómo es eso?—. Le pregunte mirándole fijamente. Yo tenía un contra golpe para aquel argumento.
El se limitó a levantar su dedo señalando a Bella, para luego agregar que ella sabía demasiado.
—Aquí, en vuestra charada, también hay unos pocos humanos—. Le dije contrarrestando su ataque.
Pensó un momento mis palabras y una horrible sonrisa se dibujó en su rostro.
Admitía que esto era correcto pero que los humanos posteriormente les servían de alimentos.
—Ése no es tu plan para la chica. ¿Estás preparado para acabar con ella si traiciona nuestros secretos? Yo creo que no—. Dijo burlescamente.
—No voy a... — Trató de decir Bella pero no pudo terminar la frase. —Tampoco pretendes convertirla en uno de nosotros—. Continuo después de dar una terrible fría mirada a Bella.
—por consiguiente, ello nos hace vulnerables. Bien es cierto que, por esto, sólo habría que quitarle la vida a la chica. Puedes dejarla aquí si lo deseas—.
Esto era pasarse de la raya, primero la hacía callar y luego la quería para la cena.
Solo le enseñe mis colmillos en señal de respuesta.
—Lo que pensaba—. Dijo Cayo con una sonrisa en los labios. Al terminar de decir estas palabras e impulsado por un resorte invisible Félix dio un paso hacia delante esperando la orden para atacarnos.
Sin embargo, en ese preciso momento intervino Aro:
—A menos que... —.
El no quería desperdiciar dos talentos impresionantes y uno muy prometedor.
—A menos que, ¿albergas el propósito de concederle la inmortalidad? —
Preferiría verla muerta que convertida en un vampiro y muchos menos en un Vulturi.
En mi familia por lo menos tendría una opción, pero aquí entre ellos, solo sería matar y matar sin razón alguna.
Sería un monstruo por toda la eternidad.
Sin embargo la negación sería motivo de muerte para nosotros y Aro terminaría realizando su deseo de todas formas.
— ¿Y qué pasa si lo hago?—. Le dije retando sus ambiciones. Sin embargo el sabía mi postura frente al tema. Había leído mi mente, ahora el me conocía.
—Vaya, en ese caso serías libre de volver a casa y darle a mi amigo Carlisle recuerdos de mi parte, pero me temo que tendrías que decirlo en serio y comprometerte—. Agregó al ver la duda en mi rostro.
Levantó su mano esperando que me acercara y la tocara. Si lo hacía podría ver si mentía sobre el transformarla en vampiro.
Además todo este tiempo había estado buscando en sus mentes, tratado de ver alguna posible escapatoria para nosotros.
Si tocaba su mano el podría ver cuanto sabía yo de ellos y seguramente eso no le haría gracia alguna.
No tenía escapatoria.
Me obligaban a matarla o a dejar que otros lo hicieran.
Este no podía ser el fin. No para nosotros.
La mire a los ojos, esperando que me comprendiera, pidiéndole perdón silenciosamente.
—Hazlo—. Dijo en un susurro. —, por favor—.
Pero no podía, no podía condenarla. Y no dejaría que nadie lo hiciera. Solo me tomaría una milésima de segundo terminar con su vida. Nadie podría hacer nada para detenerme.
Pero cuando todo parecía perdido, cuando no había nada mas que oscuridad en nuestro futuro, la mente de mi hermana me mostró la salida.
Giré mi cuerpo levemente para verle mejor. Alice abrió los ojos lentamente y sin mirarme caminó hacia delante al encuentro de Aro con una de sus manos extendidas. Aro comprendió las intensiones de mi hermana y camino hacia ella deshaciéndose de su guardia personal, tomo su mano y se entregó a las imágenes que le entregaba la mente de mi hermana.
La escena en su mente no había cambiado nada, no después de todo lo que habíamos pasado. No después de todo el tiempo transcurrido.
Tal vez aquella visión no es de un futuro cercano, tal vez siempre estuvo dispuesto que me alejará de ella y también que nos encontráramos aquí, en estas circunstancias. ¿Cuanto tiempo debería pasar para que aquello se cumpliera? El rostro de Bella no había cambiado nada, no había alguna muestra del paso del tiempo, algo que me indicara cuantos años humanos habían pasado. Bella igual que hoy, Bella convertida en vampiro. Apreté mis dientes. ¿Acaso no había nada que pudiera hacer para detener aquella visión?
La imágenes cesaron y Aro reía de placer y de satisfacción.
— ¡Eso ha sido fascinante! — Dijo casi jadeante.
—Ver las mismas cosas que tú ves, ¡sobre todo las que aún no han sucedido! —
—Pero eso está por suceder — Le recordó Alice.
Este estuvo de acuerdo con las palabras y las visiones de ella. Sin embardo no todos estaban conformes con ello. Cayo al igual que Jane, Alec y Félix estaban molestos por el giro que había tomado la situación. Cayo trató de mostrar su disconformidad con el asunto pero Aro lo detuvo dedicándole palabras tranquilizadoras en medio de una sonrisa complacida.
Argumentaba que no nos uniríamos a ellos “hoy”, que pensará en las posibilidades, que siempre existía la oportunidad de que pasara en el futuro.
Unos meses, unos años, unas décadas tal vez. Ellos sabían esperar, tenían toda la eternidad para hacerlo.
—Además, siento una terrible curiosidad por ver ¡cómo entra en acción Bella! — Dijo pensando en las millones de posibilidad que podrían existir para ella. Podría trasformarla, convertirla en una guerrera ampliamente entrenada, trasformarla en una maquina sangrienta y despiadada, en un ser donde los poderes mentales de los otros no podrían lastimarla. La querría para el, para servirle y protegerlo.
Fue demasiado asistir a sus horribles pensamientos, cerré un poco más mi abrazo alrededor de su cuerpo y me dispuse a terminar la forzada reunión lo mas pronto posible.
—En tal caso, ¿somos libres de irnos ahora? — Le dije tratando de sonar tranquilo y despreocupado ahogando las ganas de saltar sobre el y terminar con su existencia.
Estuvo de acuerdo con que nos marcháramos con al única condición de que los visitáramos pronto ya que todo aquello había sido “absolutamente apasionante” Sin embargo Cayo también intervino para agregar de forma amenazante que ellos también nos visitarían para ver si había cumplido con mi parte del trato y que además debía hacerlo pronto ya que ellos no ofrecían segunda oportunidades.
Justo en ese momento Félix dejo escapar un gemido, pero no era de rabia o desilusión por nuestra partida.
Aro le pidió que fuera paciente y que Heidi pronto llegaría.
Todo el mundo había estado tan pendiente de nuestro caso que no pude ver lo que sucedería hasta ese momento.
—Mmm, en tal caso, quizá convendría que nos marcháramos cuanto antes—. Dije pensando en las posibles implicaciones que aquello podría tener. Aro estuvo de acuerdo con mis palabras ya que los accidentes ocurren y sobre todo con el olor de Bella suelto en la habitación. Como despedida nos pidió que esperáramos hasta que fuera de noche y amablemente me dio la capa de Félix para que cubriera mi torso desnudo ya que llamaba un poco la atención. Tire de ella por mis hombros con una de mis manos sin soltar un solo momento el cuerpo de Bella.
—Te sienta bien—. Dijo Aro en un suspiro, pero se conformaba con saber que posiblemente la capa fuera parte de mi habitual guardarropa algún día.
La idea se ser parte de ellos voluntariamente me hizo reír un momento, sin embargo no había tiempo para risas. Los problemas estaban al doblar la esquina.
—Gracias, Aro. Esperaremos abajo—. Le dije rápidamente, no había tiempo para mas despedidas.
—Adiós, mis jóvenes amigos — Dijo este con una creciente sed en la mente.
—Vámonos — Les dije jalando de Alice y Bella. Debíamos dejar aquella habitación lo antes posible.
—Tendríamos que haber salido antes — Dije molesto con migo mismo. El grupo llegaría al lugar en unos pocos segundos. ¿Cómo no lo había visto antes? Alice también se había dado cuenta de lo que pasaría en aquel lugar y rápidamente caminó al otro costado de Bella.
Y justo en aquel momento hicieron entrada por la única puerta que se encontraba al final del corredor el grupo de turistas.
Maldita sea. No lo habíamos logrado.
El grupo era formado como siempre por turistas ávidos de tomar fotografías y por ver algo más que la simple guía turística. Por un momento nos fue imposible el seguir avanzando y pegamos nuestros cuerpos contra la pared para dar espacio a los recién llegados.
Les habían prometido conocer la parte mas antigua y exclusiva de la cuidad. Y sin duda la verían aunque fuera solo por algunos segundos.
Solo una intuitiva mujer pudo comprender lo que le esperaba, pero no pudo hacer nada para escapar de su condena.
Bella también comprendió sobre que se trataba todo el asunto y la obligue a desviar la mirada, abrazándola contra mi pecho, pero fue inútil
En cuanto nos fue posible reanudamos nuestra marcha. Fue entonces cuando ingreso al lugar Heidi cerrando el desfile de turistas.
—Bienvenida a casa, Heidi—. La saludo Demetri que tenia ordenes de acompañarnos.
Despertamos su curiosidad pero no por mucho tiempo, tenia otras cosas mas importantes en su cabeza.
—Demetri—. Dijo mirando fijamente a Bella y después contemplando la capa que llevaba sobre mis hombros.
— ¿No vienes?—. Le pregunto a este.
—En un minuto—. Le contesto pidiéndole que le guardara algunos.
Cuando el pasillo quedo libre. Avanzamos velozmente, tan rápido que Bella debía correr a mi lado, sin embargo no fue suficiente. Faltaba medio metro para cruzar la puerta cuando comenzaron los gritos.
Llegamos a la recepción donde aún se encontraba aquella mujer, Gianna. No estaba seguro de que hora era pero suponía que aún era temprano para los humanos.
Demetri nos previno que no nos fuéramos hasta que oscureciera. Asentí solo una vez con la cabeza y luego se marcho repentinamente muy sediento.
La mujer no dejaba de lanzarnos curiosas miradas, para ella era muevo el ver salir a alguien con vida de aquel lugar. Sin embargo mantuvo su distancia.
— ¿Os encontráis bien las dos?—. Les pregunte entre dientes a Bella y Alice.
No me sentiría completamente tranquilo hasta que dejáramos atrás Volterra.

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