CAP. 13 FAN FIC "NOCHE ETERNA" -Luna Nueva-

Capítulo 13

El Retorno




Nos encontrábamos por fin en el avión.

Aunque el viaje hasta Roma había sido corto, me sentía mucho mas tranquilo.
Atrás quedaba Volterra, sus lúgubres túneles y sombríos callejones.
Bella se negaba rotundamente a dormir y delante teníamos un largo viaje.
Estaba seguro que tendría un millón de preguntas y de recriminaciones y estaba en todo su derecho.
Pero no lo hizo.
Por mi parte, no sabía muy bien que decirle. Había pasado tanto tiempo.
Pero albergaba la esperanza que su amor no hubiera cambiado, ¿No había expuesto su propia vida para salvarme?
Ella me amaba, aún lo hacia.
Todo me indicaba que así era. Su corazón latiendo rápidamente, la forma en que abrazaba mi helado cuerpo, todo me decía que aún era mía.
Mi hermana viajaba en el asiento trasero, habíamos comprado cuatro sitios y ahora ella viajaba cómodamente sin tener que compartir su espacio con algún desconocido.
Después de haber hablado con Jasper se sentía mucho mejor.
Frases como “Te amo” “Pronto estaremos juntos” llegaban a mis oídos.
Palabras que yo también quería decir, palabras que se atoraban en mi garganta, impacientes por salir.
Bella pidió una bebida cola. Seguramente aquello la tendría despierta toda la noche, pero se negaba a dormir. Dijo que tendría pesadillas si lo hacia. Habíamos dejado Volterra atrás pero las imágenes de lo vivido nos seguirían por siempre.
Yo mismo no pude evitar el recordar lo vivido, solo algunas horas atrás.
“… —Será mejor que la sientes antes de que se desplome—. Me dijo Alice. —Va a caerse a pedazos—.
Bella temblaba de pies a cabeza. Por un momento me pareció que perdería el conocimiento, pero luego comenzó a dar pequeños sollozos que a medida que pasaban los segundo se hicieron mas y mas intensos.
Traté de calmarla mientras la llevaba al sofá que se encontraba en la recepción. No quería despertar aún mas la curiosidad de la humana que se encontraba tras el mostrador.
Alice me sugirió que le diera una bofetada, ya que al parecer Bella estaba al borde de la histeria.
Aquello solo aumentó mi angustia. Lejos estaba de causarle mas daño del que le estaba haciendo.
—Todo va bien, estás a salvo, todo va bien—. Le decía suavemente mientras acariciaba su rostro.
Me senté en el sofá con ella en mi regazo mientras lloraba desesperadamente.
Sus ropas aún permanecían húmedas y la arropé con la capa para evitar que mi gélida piel la enfriara aún más.
—Tooo...da e...saaa gente... — Dijo entre sollozos.
Bella lloraba a causa del miedo pero también de pena por todos aquellos extraños.
—Lo sé—. Dije apenado por su sufrimiento.
Aquello estaba demasiado lejos de nuestras manos. Era algo que venía sucediendo desde hace miles de años y seguiría sucediendo.
Aquello le parecía horrible. Y verdaderamente lo era.
—Habría deseado que no hubieras tenido que ser testigo de esto—. Le dije tratando de mitigar su dolor.
Habría dado cualquier cosa por ahorrarle todo aquello que habíamos vivido.
Bella apoyó su cabeza contra mi pecho, aún con sus ropas húmedas y la capa entre nuestros cuerpos pude sentir el calor perdido retornando a mi cuerpo.
Lentamente traspasó mi dura piel, llegando a todas mis terminaciones nerviosas, que permanecían rígidas y congeladas desde nuestra separación, hasta que por fin llegó a mi corazón dormido, calentarlo por completo.
Juntos por fin, como si nunca nos hubiéremos separado.
Me entregue a aquella exquisita e indescriptible sensación hasta que sentí a la humana Gianna acercándose a nosotros.
Sinceramente quería saber si necesitábamos algo y verdaderamente quería ayudarnos, pero no podía sentir simpatía alguna por alguien que trabajara para los Vulturis.
Ella se marcho de inmediato al entregarle mi seca respuesta.
Se alejó sin sentirse ofendida por mi tono de voz, ella estaba acostumbrada a recibir tratos mas duros que ese y lo soportaba silenciosamente, lo soportaba todo por la promesa de la vida eterna y la belleza sin limite.
La curiosidad de Bella seguía intacta, quería saber si Gianna estaba al tanto de lo que sucedía en ese lugar y si estaba consiente de que un día la matarían.
Pero la mujer estaba al tanto de todo ello y solo lo veía como un precio a pagar.
— ¿Cómo puede querer eso?— Dijo Bella en un susurró. — ¿Cómo puede ver a esa gente desfilar al interior de esa habitación espantosa y querer formar parte de eso? —
Era verdad, aquello era enfermizo, pero no pude evitar sentirme feliz por un momento.
No eran sus gritos los que había escuchado, no era ella la que había servido de alimento para una corte de vampiros.
No éramos nosotros los que habíamos entrado para no salir jamás. Estábamos vivos, vimos y juntos.
—Ay, Edward—. Exclamo Bella volviendo a llorar otra vez, pero ahora de manera más calmada y sin desesperación.
— ¿Qué es lo que va mal?—. Le pregunte angustiosamente, sintiéndome inútil una vez más frente a su pena.
Bella subió sus brazos hasta mi cuello para abrazarme con todas su fuerzas.
Cerré mis ojos entregándome a su caricia.
— ¿No es de locos sentirse feliz justo en este momento?—. Dijo con su rostro escondido en mi pecho.
Mis brazos envolvieron su cuerpo, apretándola más de la cuenta, involuntariamente.
Era tan fácil olvidarme que estábamos en la cueva de nuestros enemigos, era tan fácil ser feliz otra vez junto a ella.
—Sé exactamente a qué te refieres—. Le dije apoyando mi mejilla contra su cabeza. —, pero nos sobran razones para ser felices. La primera es que seguimos vivos—.
—Sí. Ésa es una excelente razón—. Contestó.
Levantó su rostro para mirar el mío, yo abrí mis ojos para contemplarla.
—Y juntos—. Le recordé. —Y con un poco de suerte, todavía estaremos vivos mañana—.
Pero se sentía un tanto preocupada y era normal que lo estuviera.
Alice decía que teníamos muchas oportunidades de salir bien de esta. Y que en menos de 24 horas podría ver a Jasper.
Veía en su mente aquella visión. Ella junto a el, tomados de las manos.
Observé el rostro de Bella, parecía aún mas pálida que yo y sus ojeras sin duda eran más pronunciadas que las mías.
Acaricie el contorno de sus ojos con la punta de mis dedos.
—Pareces muy cansada—. Le dije.
—Y tú sediento—. Me respondió en un susurro mientras me miraba fijamente.
Me encogí de hombros y le dije que no era nada.
Pero ella no estaba segura de mis palabras y dijo que podía sentarse con Alice si era un problema para mi el estar junto a ella.
Le pedí que no fuera ridícula, nunca me había sentido más seguro de dominar mi naturaleza que en aquel momento.
Ya no recordaba la última vez que me había alimentado. De todas formas ya no percibía ningún sabor al hacerlo.
Pero por otra parte, jamás había sentido el aroma de Bella como hasta este momento.
Olía a liberta, a futuro.
Olía a bosques, a cielos encapotados, a lluvia y a suelo mojado.
Olía a felicidad y a amor eterno.
Teníamos otra oportunidad, por alguna extraña razón la vida, el destino o lo que fuera nos brindaba otra oportunidad y no la dejaría escapar por una cosa insignificante como lo eran mis hábitos alimenticios.
Podría haber permanecido horas y horas perdiéndome en sus ojos y en los sueños de su vida humana junto a mi.
Pero aquella mujer no paraba de mirar y espiarnos.
Era completamente devota de Aro y permanecía secretamente enamorada de Demetri.
No quería que ella se enterara de nuestras palabras o planes.
Afortunadamente ella era solo una humana y seguramente no podría oírnos.
— ¿Y como fue que llegaron hasta aquí?—. Le pregunte a mi hermana.
—Bueno, llegamos de la mejor forma posible. No lo habíamos logrado de no ser por aquella maravilla amarilla—. Me dijo ella.
Hablábamos rápido casi solo moviendo nuestros labios.
Me mostró en su mente el fantástico y rápido coche. Tendríamos que robar otro y estaba seguro que no uno como aquel.
Intercambiamos ideas sobre como volver a casa.
Lo más conveniente sería que dejáramos la región lo antes posible. Aunque mi hermana aseguraba que no tendríamos problemas.
En resumidas cuentas podríamos dejar Italia sin Vulturis pisándonos los talones.
— ¿Y qué era toda esa cháchara sobre cantantes?—. Me preguntó Alice cuando terminamos de organizar el viaje.
—"La tua cantante"— Le conteste.
—Sí, eso —
Me encogí de hombros, nunca había pensado en ella de esa forma, siempre había creído que era su corazón el que cantaba para mi y no su sangre.
—Ellos tienen un nombre para alguien que huele del modo que Bella huele para mí. La llaman «mi cantante», porque su sangre canta para mí—.
Aquello solo hizo reír a mi hermana. Era difícil para ella comprender. Nunca había sentido la sangre de un humano de la forma en la que yo había sentido la de Bella.
Ella permanecía callada y quieta recostada en mi pecho.
Yo, pasaba mis dedos entre sus cabellos, con la punta de ellos recorría sus labios y la apretaba un poco más contra mi cuerpo, solo para estar seguro que no era un sueño, solo para comprobar que ella efectivamente se encontraba junto a mi.
Y lo más importarte, que no estuviéramos muertos.
Pasé las horas contemplando su rostro. Creía que la recordaba vividamente pero mis recuerdos no le hacían justicia, aún en esas condiciones, era la criatura mas hermosa sobre la faz de la tierra.
Nuevamente las horas pasaban rápidamente, no era el terrible arrastrar de las manecillas del reloj.
De esta manera transcurrió lo que quedaba de tarde, sintiéndome estúpidamente feliz de estar con ella.
Alice espiaba constantemente en nuestros futuros y a estas alturas ya podía sentirme un poco mas confiado.
Sus visiones me mostraron como éramos libres para irnos solo unos minutos antes que Alec apareciera por la puerta. Ahora se encontraba satisfecho, tan hinchado como un gran zancudo.
Con cuidado senté a Bella en el sofá y Alice y yo nos pusimos de pie, mientras el caminaba lentamente hacia nosotros.
Nos informaba que éramos libres para marcharnos pero que debíamos abandonar la ciudad de inmediato. Le indique que ese no era un problema y el me lanzo un bulto.
—No olvides tus pertenencias— Me dijo con una burlona sonrisa en los labios, se dio media vuelta y se marcho de inmediato.
Contemplé mi mochila, la había olvidado completamente. Sin duda habría sido todo un problema el tratar de volver a casa sin mi pasaporte, claro que de una u otra manera podría habérmelas arreglado para viajar, pero estar lejos de Bella era algo que no estaba en mis planes futuros.
La humana Ama-Vulturis se acercó para darnos indicaciones mientras yo ayudaba a Bella a ponerse de pie.
El estar tantas horas sentada y en la misma posición seguramente le había agarrotado los músculos. Gianna se despidió con un entrenado y amable tono.
Asistí a la visión que tuvo mi hermana sobre ella sin hacer comentario alguno. Aquello era de esperarse, creo que la única que no lo hacía era ella.
Tomé a Bella por la cintura y la atraje contra mi costado, Alice caminó al otro extremo y avanzamos rápidamente rumbo al ascensor.
Mi ser se inundó de tranquilidad cuando salimos a la calle. Ya nada nos detenía, ya casi podía sentirme tranquilo.
En todo momento nos cruzamos con turistas disfrazados, algunos vestidos de negro con capaz rojas, otros enteramente de negro.
Alice se separó silenciosamente.
“Voy por nuestras cosas” Me dijo en su mente.
Bella y yo caminamos tomados de las manos por las calles de Volterra. Aquello podría haber sido un hermoso recuerdo. Sin embargo no lo sería nunca.
Huíamos, lentamente tratando de parecer turistas comunes y corrientes, pero en realidad huíamos.
El sol casi se ocultaba completamente, pronto caería la noche sobre la ciudad. Por todos lados se veían alegres parejas o grupos celebrando, riendo y cantando. No era extraño toparnos con personas disfrazadas de vampiros con dientes de plástico en la boca. Aquello era demasiado irreal.
—Ridículo — Dije molesto por aquella estúpida celebración.
Fue entonces cuando Bella se dio cuenta que Alice no viajaba junto a nosotros. Sólo le dije que había ido por sus bolsos, no estaba seguro de cómo reaccionaría ante el hecho de tener que robar otro automóvil pero en esas condiciones era lo único que podíamos hacer.
—Está robando otro coche, ¿no?—. Dijo como si leyera mi mente.
Sonreí ante nuestra sintonía mental, pero no podríamos hacerlo, no hasta que saliéramos de Volterra.
Cuando ella dio un paso en falso me percaté que apenas caminaba. Rodee su cintura con uno de mis brazos ayudándola a caminar, deseaba cargarla y acunarla en mis brazos pero ya estábamos muy cerca de la entrada medieval.
Ahí nos esperaba Alice con el motor encendido.
Después de sentar a Bella en el asiento trasero, pasé de largo la puerta del piloto y me senté junto a ella en la parte trasera del automóvil.
Dejé que mi hermana condujera, no estaba listo aún para separarme de ella, aunque fuera unos cuantos centímetros.
—No había mucho donde escoger—. Me dijo Alice disculpándose por el coche, como si eso realmente importara.
—Está muy bien, Alice. No todos van a ser Turbos 911—.
Ella suspiró y dijo que tendría que comprar uno de ellos legalmente y que era verdaderamente un automóvil fabuloso.
Le prometí que para navidades le regalaría uno. Era lo menos que podía hacer por mi hermana.
Estaba realmente feliz con la ideas y ya se veía manejando el coche, que debía ser amarillo.
Nos encontrábamos en la carretera y en unos 45 minutos llegaríamos a nuestra primera parada.
—Ahora puedes dormirte—. Le dije a Bella que permanecía pegada a mi cuerpo. —Ya ha terminado todo—.
Pero ella contestó que no estaba cansada y que no quería dormir. Alzó su rostro hacia el mío, tan cerca, tan mía. Bese la hendidura detrás de su oreja y le susurre al oído que lo intentara, pero sacudió levemente su cabeza.
—Sigues igual de cabezota—. Le dije en un suspiro.
El canino hacia Florencia lo realizamos en silencio. Tenía mucho que pensar. Por primera vez fui consiente de lo que realmente había estado a punto de hacer.
Sentí gran malestar al pensar en mi madre, seguramente estaría muy molesta y ni hablar de mi padre.
Por otro lado estaba seguro que tendría que soportar las burlas de Emmett por mucho, mucho tiempo.
Trate de no pensar en Rosalie, aquello era algo que enfrentaría cuando llegará el momento, no ahora.
En este momento yo era feliz. No había otra palabra que describiera de manera mas perfecta el estado de mi viejo corazón.
Era simplemente feliz.
Sus pequeñas manos entre las mías, su cabeza recostada en mi pecho, sus ojos brillantes llenos de preguntas.
Era tan fácil ser feliz junto a ella, tan terrible todos aquellos meses sumidos en la oscuridad…..”
—Por favor— Nos dijo la azafata, trayéndome nuevamente hacia el presente. —Abrochen sus cinturones, estamos por aterrizar —
Miramos por la ventanilla y se podían ver las luces del aeropuerto de Atlanta.
“—Debo llamar a Jasper —“Pensó mi hermana.
Sonreí ante su felicidad.
Y lentamente descendimos.
—Antes de amanecer—. Le decía a Jasper. —No, no es necesario, de verdad. Nos veremos en casa—.
“Nos estarán esperando”, me dijo la “voz” de mi hermana.
“Están ansiosos por vernos y será mejor que te prepares para Esme”.
Pues eso si sería algo para temer.
Llegamos con tiempo para abordar el vuelo a Seattle. Bella parecía una vela a punto de extinguirse, se encontraba al borde de sus fuerzas.
La cafeína la había mantenido despierta pero su cuerpo necesita comer y dormir.
—Por favor Bella, descansa un momento. No es necesario que permanezcas despierta. Estaremos aquí, a tu lado—. Le dije cuando estuvimos instalados en el avión.
Pero ella solo negó nuevamente con su cabeza, sin mirarme a los ojos.
—Seguramente teme que desaparezcas—. Me dijo mi hermana en un susurro. —Bueno creo que teme que ambos desaparezcamos—.
Con mis dedos levanté cuidadosamente su mentón para contemplar su rostro.
—Por favor—. Le pedí acariciando su cuello.
—Estoy bien— Me dijo con un suspiro y su cálido aliento bañó mi rostro. Por un momento sentí el impulso de acercarme un poco más y besar su labios, suaves, rojos.
Pero la incertidumbre me detuvo. ¿Serian míos aún sus besos? ¿Me quería aún?
“Mmmmm de paso” Dijo Alice en su mente, “Creo que también deberías prepararte para su padre”.
Y por un momento asistí a la visión de Charlie con el rostro rojo de rabia.
Pues eso también lo tendría que aguantar. Sin duda que lo tenía mas que merecido, eso y mucho mas.
Unas cuantas horas más tarde habíamos llegado a Seattle y como lo había visto Alice mi familia nos esperaba.
El primero en acercarse a nosotros fue Jasper, bueno en realidad se acercó a Alice. Me habría gustado pedirle disculpas por haberla expuesto de aquella manera pero el solo tenía ojos y sentidos para mi hermana. Traté de bloquear la ola de pensamientos que emitían, pero no lo logre completamente y si me hubiera podido ruborizar, lo habría hecho. Jasper inundó los sentidos de mi hermana de tal manera que caminé rápidamente hacia mis padre para lograr bloquear sus pensamientos.
Mi madre caminó hacia nosotros y abrazó a Bella… bueno en realidad trato de abrazarla, es que no me sentía listo para separarme de ella. Simplemente era algo que no podía hacer.
— ¡Cuánto te lo agradezco!— Le dijo a Bella, para luego abrasarme con todas su fuerzas.
El abrazo se extendió un momento, yo también estaba feliz de estar de regreso y con mi mano libre respondí a su abrazo.
—Nunca me hagas pasar por esto otra vez — Me dijo amenazante; y pude comprobar que hablaba en serio.
—Lo siento, mamá—. Fue lo único que pude decir.
Mi padre le dio las gracias a Bella y le dijo que estaba en deuda con ella.
—Para nada — Logro decir Bella.
“—Por todos los cielos Edward—“. Me dijo mentalmente mi padre al ver el estado de ella.
—Está más muerta que viva — Me dijo enojada nuevamente mi madre. —Llévala a casa—.
Y me ayudó a llevarla al coche de mi padre.
Pero al llegar al estacionamiento nos encontramos con Emmett y Rosalie esperando por nosotros.
Apreté mis puños y me detuve.
Mi madre me pidió que no lo hiciera. Creo que pudo ver lo que pasaría.
Un enfrentamiento, ahí, a vista de los ojos humanos, pero no pude controlar mi rabia.
—Ella lo ha pasado fatal—. Me dijo mi madre y me mostró en sus pensamientos los momentos de angustia que había vivido Rosalie.
—Qué menos—. Le dije molesto de todas formas, aquello no aplacaría mi furia. —No ha sido culpa suya—. Dijo Bella con un hilo de voz.
Esme me pidió que la dejara disculparse, que ellos viajarían en el auto de Alice y Jasper.
No podría estar con ella en el mismo espacio y menos en un automóvil pero Bella me pidió lo que hiciéramos.
Ante ello no había nada que pudiera hacer, no mientras ella me lo pidiera.
Acomodé a Bella en el asiento trasero y luengo me senté junto a ella atrayéndola hacia mí, suavemente.
La mente de Rosalie era un mar de disculpas y de lamentaciones. ¿Por qué mi hermana tenía que ser tan…. tan…. tan ella.
Verdaderamente estaba arrepentida y verdaderamente había actuado sin intención de hacer mal. —Edward — Dijo lista para comenzar con sus disculpas.
Pero no era necesario que continuara, ya había escuchado todo lo que ella tenia que decir.
Se volteo ahora para mirar a Bella.
Y por primera vez le dirigió la palabra.
— ¿Bella?— La llamó suavemente. Aquello fue sorprendente, aún para mi.
— ¿Sí, Rosalie?— Dijo Bella.
Y mi hermanase disculpó.
Pude comprobar el cambio que se había producido en la mente de Rosalie. Ya no veía de forma insignificante a Bella.
Le agradeció el haber tenido el valor para poder ir hasta Italia a salvarme y le pidió que la perdonara.
—Por supuesto, Rosalie — Logró decir Bella. —No ha sido culpa tuya en absoluto. Fui yo la que saltó del maldito acantilado. Claro que te perdono—.
Wow…. Rosalie y Bella intercambiando palabras amables.
—No vale hasta que recupere la conciencia, Rose — Le dije bromeando con mi hermana. No podía estar enojada con ella. Yo sabía que decía la verdad sobre todo.
—Estoy consciente — Fue lo último que Bella dijo en medio de un suspiro.
Le pedí a mi hermana que la dejara dormir. Seguramente no podría luchar mas contra el agotamiento.
Después de un momento puede comprobar que dormía profundamente.
“—Yyyyy que fue todo eso Edward? De verdad pensabas dejarnos?
Pues te habría extrañado muchísimo chico. La próxima vez no seas tan cabeza dura y escúchanos ¿Quieres?
Además han sido unos días muy duros para todos. Si se te ocurre nuevamente darnos un susto como ese, yo mismo patearé tu trasero vampírico. ¿Ok? —”
Me dijo Emmett en su mente lanzándome miradas por el espejo retrovisor.
Ok, ok le dije en voz alta.
Rosalie se volteó a mirarme y luego miró a Emmett.
— ¿Qué?... — Comenzó a decir pero no terminó la frase. — ¿Saben?.. Olviden lo, simplemente no me interesa—. Terminó de decir.
Durante todo el camino Emmett me mostró lo que habían vivido estos últimos meses y me puso al corriente de todo.
De esta manera pronto llegamos a casa, es decir…. a casa de Bella.
Estacionamos el coche detrás de la patrulla de su padre, aún era temprano y no salía de casa. Ella aún dormía y la cargue en mis brazos. En ese momento su padre salio disparado por la puerta.
— ¡Bella!— Gritó al vernos.
—Charlie—. Dijo ella con los ojos aún cerrados.
—Silencio—. Le dije suavemente. —Todo va bien; estás en casa y a salvo. Duérmete ya—.
“Maldito sinvergüenza” Pensó su padre mientras corría hacia nosotros.
—No me puedo creer que tengas la cara dura de aparecer por aquí —.
No me detuve y seguí caminando hacia la casa, aquello solo enojo aún más a Charlie.
Bella luchaba para mantener los ojos abiertos mientras trataba de levantar su cabeza.
—Déjalo, papá—. Dijo suavemente.
— ¿Qué le ha pasado?—. Preguntó desesperadamente su padre.
Traté de tranquilizarlo diciendo que solo estaba exhausta y que la dejara dormir.
Pero su padre estaba verdaderamente molesto.
— ¡Dámela! ¡Y quítale las manos de encima!—. Me grito tirando de Bella.
Pero ella se aferraba de manera impresionante a mi.
—Déjalo ya, papá— Dijo ahora un poco mas despierta. —Enfádate conmigo—.
—Puedes apostar a que sí— Le gruño su padre amenazantemente.
Le ordenó entrar a la casa y la ayude a ponerse en pie.
Dio unos cuantos pasos pero su cuerpo estaba demasiado débil y terminó cayendo.
La detuve a solo unos cuantos centímetros del pavimento.
No me preocupé por moverme rápidamente frente a su padre, el estaba tan molesto que ni siquiera se percato de ello.
Le pedí que me dejara llevarla hasta su cuarto, después me marcharía. Me mordí los labios ya que aquello no estaba dentro de mis planes y creo que dentro de los de Bella tampoco ya que de pronto gritó desesperada para que no me fuera.
La tomé en mis brazos y le prometí al oído que no me iría y que no estaría lejos.
Entré a su casa sin esperar su respuesta y caminé hacia su cuarto.
Suavemente la deposite en su cama y uno por uno solté sus dedos que permanecían aferrados a mi camisa.
Charlie estaba de pie, impaciente junto a la puerta.
—Ya puedes marcharte, creo que has hecho suficiente—. Me dijo.
—Charlie…. — Quise decir, pero no de dejo continuar.
— ¡Jefe Swan! Cuando te dirijas a mi me llamaras Jefe Swan. ¿Entendido? Y trata que aquellas oportunidades sean las menos—. Me dijo amenazante. — Y nunca más vuelvas a poner un solo pie en mi casa. ¿Comprendido?—. No tuve mas remedio que asentir y baje las escaleras sin decir nada mas. Hoy no conseguiría nada.
—Wow…. Edward. Creo que todo el pueblo a podido escuchar los gritos del Jefe Swan, creo que hasta nuestro padre ha podido escucharlos—. Rió Emmett.
—Será mejor que arranques pronto el motor—. Le dije algo molesto. —No sea que salga con su arma a corrernos—.
Un par de cuadras mas tarde, me baje del coche mientras mis hermanos me pedían que volviera.

El separarme de Bella era lo ultimo que de ahora en adelante haría.

Y escondido en el bosque corrí hacia ella.


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