Una Relación Muy Extraña.

Capitulo IV
UN MAL PRESENTIMIENTO

Intenté leer su rostro, parecía inexpresivo, o quizás frustrado; era algo confuso.
-¿Jake?-presioné
-Yo…-parecía que las palabras se quedarían atoradas en su lengua
; trataba de ocultarlo, pero le era imposible no mostrar que estaba nervioso.
-Pues… Renesmee, eres la chica… más hermosa que jamás haya conocido, me gustas y mucho.Esa respuesta me bastó. Me sonrojé, nunca nadie me había hecho sentir tan linda.
-Gracias- le dije mirando hacía el suelo. La timidez, no había duda, que era por parte de mi madre.
-¿Por qué?, ¿por decir la verdad? Reí ligeramente. Antes de que pudiera decir algo más, me di cuenta que estábamos a unos metros de la casa, y que mi mamá nos estaba esperando en la entrada.
-Vaya, fue un largo paseo ¿no creen?- nos dijo cuando estábamos a punto de entrar.
-No te enfades, mamá. Se nos fue el tiempo volando.
-Si, Bells. En todo caso yo tengo la culpa, Ness es inocente.-bromeó.
Adoraba el humor de Jake, era una de las cosas que más me gustaban de él.
-Ya, vamos adentro,-nos dirigió una sonrisa y me dijo al oído- tu padre está un poco descontrolado.
Una de las cosas que no me agradaban de papá, era que cuando perdía el control de su mente; y eso no ocurría muy a menudo, se le ocurrían ciertas locas ideas y realizaba acciones que ni él comprendía. Me asustaba el hecho de que él estuviera al borde de la locura. Y aún así, analizando todo… ¿Por qué mi padre estaba al borde de la demencia?
-¡¿Por qué llegaron tan tarde?!- escuché a mi padre gritar desde la sala. Para nuestros oídos los gritos de mi papá fueron aturdidores.
-Edward, fue mi culpa…
-No me interesa de quien haya sido la culpa. Nessie ya debió haber ido a dormir hace horas, ¿Ya te diste cuenta? Pasa de medianoche…-esta vez, no nos gritó, pero su voz era tan… Esperen, ¡MEDIANOCHE! Ahora comprendo porque mi padre estaba más que histérico.
-Lo siento,-le dije apartando la mirada- papá, el tiempo no existió por un largo momento.
Después de mis palabras, salió de la habitación sin decirnos nada más.
-Jacob,-dijo mi mamá con una voz seria- creo que sería mejor que te fueras, puedes regresar mañana si quieres.
Jake asintió, me dio un beso en la frente y se marchó. Subí a mi habitación con un poco de sueño, la verdad es que estando junto a mi querido Jacob, el tiempo no importaba, para mí todo se detenía.
Cerré la puerta de mi habitación, cerré los ojos recargando mi frente en la puerta. Me concentraba en ignorar el enojo de mi padre cuando…
-Renesmee- dijo mi padre.
Abrí los ojos de repente, me sorprendió que estuviera allí y no me hubiera dado cuenta. Quería hablar conmigo, no había duda. Me tranquilicé, me di media vuelta y mirándolo le dije:
-¿Qué sucede papá? ¿Por qué estás enfadado?
Se acerco a mí, se puso de rodillas, me tomo de la barbilla y me dijo con una mirada intimidante…
-Lo que sucede es que te amo, hija. Y sabes que siempre haré lo que crea mejor para ti.-Su voz era tan fría que me asustó.
-Lo sé, papá. Pero por favor no me asustes. Sin rodeos dime que sucede, sé que hay algo dentro de tu mente, y lo sé a pesar de no tener tu don.- traté de bromear. Me asustaba su mirada, su voz; yo nunca le había temido a mi padre.
-No sucede nada cariño, sólo, no quiero que vuelvan tan tarde ¿entendido?
-Está bien papá.-sonreí
Me devolvió la sonrisa y salió. La verdad es que presentía algo, no sabía bien que era. Pero no era un buen presentimiento. Mi papá me había dejado una enorme duda, pero el sueño le ganó a mi mente y me quedé dormida poco después de tocar la cama.
Estaba en medio del bosque. No sabía dónde, pero me sentía mal, tenía escalofríos, y mis mejillas empapadas. De repente, a lo lejos, vi un hermoso lobo rojizo parado sobre una roca. Me tranquilicé e intente llegar a él, pero mientras más me acercaba, él se iba alejando y desvaneciéndose.
-Jacob… ¡Jake!... ¡Jacob!-comencé a gritar entre mi desesperación, las lágrimas volvieron. ¿Por qué se alejaba? ¿Por qué? Se sentía como si ya no le importará.
-¡¡Jacob!!- volví a gritar. El eco de mi gritó me despertó.
Me levante de un movimiento, y me percaté que delante de mí estaba el hermoso lobo rojizo de mi sueño. Me di cuenta que mis mejillas realmente estaban húmedas. Lo abracé e intenté secar mis lágrimas con su pelaje en mi rostro.
-Estás aquí- le dije mientras el apoyaba su enorme hocico en mi hombro.-lo siento, lobito. Tuve un mal sueño. Espérame, ahora vuelvo.
Me metí al baño lo más rápido que pude y me di una ducha. Al salir seque mi cabello y me miré al espejo. Comencé a recordar mi sueño. ¿Por qué mi lobito se iba? ¿Por qué no me escuchaba?
Salí del baño y al entrar a mi habitación, Jake ya no estaba. Supuse que se había ido para que me pudiera vestir. Tomé lo primero que encontré en mi armario, un gran insulto para Alice. Bajé las escaleras corriendo directo a la cocina y al entrar…
-Jake, estás aquí-lo abracé del cuello; era un poco más difícil, porque ahora estaba en su forma humana y realmente era alto.
-¿Estás bien, Ness?-me preguntó
Lo solté, lo miré a los ojos. Esos ojos negros que me fascinaban y me hacían perderme.
-Sí, es que… Tuve un horrible sueño.
-No será parecido al anterior, ¿o sí?
-No- me apresuré a contestar.- Esta vez fue peor.
-¿Peor?, Nessie, a veces tu imaginación me pone paranoico, a ver pequeña ¿Qué soñaste esta vez?
-Pues…-dirigí la mirada al suelo, me parecía algo absurdo mi sueño pero al mismo tiempo me asustaba.- Estaba en el bosque, llorando y de repente te vi, en forma de lobo, sobre una roca intenté correr hacia ti, te grité; pero parecía que a ti no te importaba, te alejabas y desapareciste en medio de la nada. Me sentí más que frustrada.- tomó mi barbilla y me miró con confusión en sus ojos, eso me hizo sentir peor.
-Nessie, quiero qué algo te quede muy claro… YO JAMÁS ME VOY A ALJEAR DE TI… JAMÁS.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, me mordí el labio y no resistí más. Lo besé, volví a sentir su cálido aliento, la suave piel de sus labios, y su rostro entre mis manos. El momento era total y ampliamente perfecto. Una vez más me perdí en el entorno de mi propia casa; Jake me abrazó por la cintura y parecía que nos habíamos conectado, que vivíamos uno dentro del otro sintiendo exactamente lo mismo. Y una vez más, el hermoso momento, no duró mucho…
-¡Fido! ¡Deja a mi niña EN ESTE INSTANTE!- gritó Rosalie. Nos separamos rápidamente gracias al empujón que mi tía le dio a Jacob.

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