Una Relación Muy Extraña

Capitulo VIII
Un amigo desconocido

Mi padre atravesó la puerta de mi cuarto me dio el celular y me dijo con una voz fría…
-Claro que sí, debes saber que tu madre no miente.
Tomé su celular y marqué el número de la casa de Jake con desesperación.
Al primer timbre contestaron:
-¿Hola?
-¿Jake?- pregunté tratando de que mi voz sonára entusiasta, las lágrimas habían desaparecido, pero aún los sollozos silenciosos seguían en mí.
-Nessie…
-Sí, soy yo; hola.-mis respuestas eran cortas porque en mi cabeza había muchas palabras entrecruzadas que no quería decir.
-¿Qué hay?
-Es que… te llamó para… ¿cómo estás?- sentía nervios de que mis padres dijeran la verdad.
-Bien ¿y tú?-me puse de pie.
-Jacob, quería preguntarte algo…
-¿Qué sucede?- me preguntó con una voz tranquila.
-¿Tú les pediste a mis padres que me alejarán de ti?- a pesar de la presión en mi pecho, las palabras salieron de mi boca sin textura alguna.
-Si.-me congelé, mis padres tenían razón, Jake estuvo de acuerdo, no le importé…- Nessie, sabes que…- cerré el celular y se lo di a mi padre. Caminé hacia la puerta.
-¿A dónde vas, nena?-preguntó mi madre sin intentar detenerme.
-A conocer la ciudad, después de todo éste será mi nuevo hogar…-Bajé las escaleras y salí.
Las calles estaban casi vacías, pasaban de las diez de la noche, aunque para una semi-humana no era ningún problema andar vagando sola a esas horas. Comenzó a nevar, no era una tormenta, pero la nieve me impedía ver mi camino; resbalé y caí sentada sobre la acera. Las lágrimas se dieron lugar de nuevo en mi rostro.
-Maldita sea, ¿por qué no puedes dejar de llorar Renesmee?- me dije secando mis mejillas.
Junte mis pies y abracé mis rodillas una vez más en esta semana, nunca antes había llorado tanto, ¿por qué ahora? ¿Por qué lloraba de todo? Aquel sueño en el bosque volvió a mi mente, Jacob se alejaba de mí. Ya no le importaba…
-¿Estás bien?- escuché decir a alguien desde arriba.
-Sí-contesté sin mirar. Sentí como aquella persona se sentó junto a mí.
-Es lindo caminar de noche ¿no crees?- ¿Quién es? ¿Por qué no se fue si le dije que estaba bien?
-Disculpa, ¿quién eres tú?- pregunté aún sin mirar, no quería que pensará que podía ser amigable; quería estar sola.
-Mmm… creo que, como tú soy alguien que salió a dar un paseo; la diferencia es que yo no suelo llorar con este clima.
-No estoy llorando.
-Sí, claro…-dijo con sarcasmo
-Sólo necesito estar sola, así que… puedes irte.
-¿Cómo te llamas?-preguntó como si no me hubiera escuchado.
-Déjame en paz-dije casi gritando; había volteado a verlo para que esta vez se diera cuenta que hablaba enserio.
-¿Ya ves? Si estabas llorando. Mire hacia el piso, sentí vergüenza por como lo traté; él intentaba ser amigable conmigo.
-Ne… Renesmee- sentí un hueco en el pecho al recordar el nombre que Jacob me había puesto.
-Mucho gusto, soy Bryer.- me extendió su mano. La tomé y volví mi rostro para mirarlo. Era un chico con cabello oscuro, piel era clara y sus ojos; a pesar de ser de noche, noté que eran cafés con un brillo especial en ellos.-me vas a decir ¿por qué llorabas?
-Ah… ¿por qué se lo tengo que contar a un extraño?-respondí soltando su mano.
-Pues ya no soy un extraño, ya te dije mi nombre; o ¿qué? ¿También quieres saber mis antecedentes?
-No pero…
-Está bien-me interrumpió-si te molesto… me voy.
-No…-respondí, mientras él se ponía de pie.
-Entonces, ¿te parece si caminamos juntos y te muestro la ciudad? Es más linda si la conoces de noche.
-¿Cómo sabes que soy nueva aquí?
-Se nota en tu cara, y jamás te había visto por aquí; yo vivo a dos calles... ¿Vienes?-me extendió su mano para ayudarme a ponerme de pie.
-Está bien, pero si algo me pasa ya sé a quién culpar.- Tomé su mano y una vez que estuve de pie pude observar en él una pequeña sonrisa de satisfacción. Caminé junto a Bryer sin hablar, no me había preguntado nada y por supuesto yo no confiaba tan fácil en la gente.
-Y… ¿de dónde eres?
-Estados Unidos.-le contesté con una voz poco entusiasta, ya hacía más frío que hace unos momentos; como extrañaba el calor de Jacob a mi lado.
-¿Tienes frío?
-Un poco… ya es tarde… tengo que regresar a casa-le dije con la voz entrecortada, estaba temblando.
-Ten cúbrete mientras llegamos.-colocó su chaqueta en mis hombros y sentí un poco más de calor.
-Bien… ¿por dónde vives?
-Tres calles antes de donde nos encontramos.-Lo seguí mientras él iba de regreso, yo estaba perdida en esta ciudad; mis padres seguro estarían muy preocupados y yo aquí con un extraño.
Después de un momento pude reconocer la esquina de mi nueva casa, tomé su chaqueta y se la dí.
-Gracias, ya sé lle… llegar. Mi padre atravesó la puerta de mi cuarto me dio el celular y me dijo con una voz fría…
-Claro que sí, debes saber que tu madre no miente.
Tomé su celular y marqué el número de la casa de Jake con desesperación.
Al primer timbre contestaron:
-¿Hola?
-¿Jake?- pregunté tratando de que mi voz sonára entusiasta, las lágrimas habían desaparecido, pero aún los sollozos silenciosos seguían en mí.
-Nessie…
-Sí, soy yo; hola.-mis respuestas eran cortas porque en mi cabeza había muchas palabras entrecruzadas que no quería decir.
-¿Qué hay?
-Es que… te llamó para… ¿cómo estás?- sentía nervios de que mis padres dijeran la verdad.
-Bien ¿y tú?-me puse de pie.
-Jacob, quería preguntarte algo…
-¿Qué sucede?- me preguntó con una voz tranquila.
-¿Tú les pediste a mis padres que me alejarán de ti?- a pesar de la presión en mi pecho, las palabras salieron de mi boca sin textura alguna.
-Si.-me congelé, mis padres tenían razón, Jake estuvo de acuerdo, no le importé…- Nessie, sabes que…- cerré el celular y se lo di a mi padre. Caminé hacia la puerta.
-¿A dónde vas, nena?-preguntó mi madre sin intentar detenerme.
-A conocer la ciudad, después de todo éste será mi nuevo hogar…-Bajé las escaleras y salí.
Las calles estaban casi vacías, pasaban de las diez de la noche, aunque para una semi-humana no era ningún problema andar vagando sola a esas horas. Comenzó a nevar, no era una tormenta, pero la nieve me impedía ver mi camino; resbalé y caí sentada sobre la acera. Las lágrimas se dieron lugar de nuevo en mi rostro.
-Maldita sea, ¿por qué no puedes dejar de llorar Renesmee?- me dije secando mis mejillas.
Junte mis pies y abracé mis rodillas una vez más en esta semana, nunca antes había llorado tanto, ¿por qué ahora? ¿Por qué lloraba de todo? Aquel sueño en el bosque volvió a mi mente, Jacob se alejaba de mí. Ya no le importaba…
-¿Estás bien?- escuché decir a alguien desde arriba.
-Sí-contesté sin mirar. Sentí como aquella persona se sentó junto a mí.
-Es lindo caminar de noche ¿no crees?- ¿Quién es? ¿Por qué no se fue si le dije que estaba bien?
-Disculpa, ¿quién eres tú?- pregunté aún sin mirar, no quería que pensará que podía ser amigable; quería estar sola.
-Mmm… creo que, como tú soy alguien que salió a dar un paseo; la diferencia es que yo no suelo llorar con este clima.
-No estoy llorando.
-Sí, claro…-dijo con sarcasmo
-Sólo necesito estar sola, así que… puedes irte.
-¿Cómo te llamas?-preguntó como si no me hubiera escuchado.
-Déjame en paz-dije casi gritando; había volteado a verlo para que esta vez se diera cuenta que hablaba enserio.
-¿Ya ves? Si estabas llorando. Mire hacia el piso, sentí vergüenza por como lo traté; él intentaba ser amigable conmigo.
-Ne… Renesmee- sentí un hueco en el pecho al recordar el nombre que Jacob me había puesto.
-Mucho gusto, soy Bryer.- me extendió su mano. La tomé y volví mi rostro para mirarlo. Era un chico con cabello oscuro, piel era clara y sus ojos; a pesar de ser de noche, noté que eran cafés con un brillo especial en ellos.-me vas a decir ¿por qué llorabas?
-Ah… ¿por qué se lo tengo que contar a un extraño?-respondí soltando su mano.
-Pues ya no soy un extraño, ya te dije mi nombre; o ¿qué? ¿También quieres saber mis antecedentes?
-No pero…
-Está bien-me interrumpió-si te molesto… me voy.
-No…-respondí, mientras él se ponía de pie.
-Entonces, ¿te parece si caminamos juntos y te muestro la ciudad? Es más linda si la conoces de noche.
-¿Cómo sabes que soy nueva aquí?
-Se nota en tu cara, y jamás te había visto por aquí; yo vivo a dos calles... ¿Vienes?-me extendió su mano para ayudarme a ponerme de pie.
-Está bien, pero si algo me pasa ya sé a quién culpar.- Tomé su mano y una vez que estuve de pie pude observar en él una pequeña sonrisa de satisfacción. Caminé junto a Bryer sin hablar, no me había preguntado nada y por supuesto yo no confiaba tan fácil en la gente.
-Y… ¿de dónde eres?
-Estados Unidos.-le contesté con una voz poco entusiasta, ya hacía más frío que hace unos momentos; como extrañaba el calor de Jacob a mi lado.
-¿Tienes frío?
-Un poco… ya es tarde… tengo que regresar a casa-le dije con la voz entrecortada, estaba temblando.
-Ten cúbrete mientras llegamos.-colocó su chaqueta en mis hombros y sentí un poco más de calor.
-Bien… ¿por dónde vives?
-Tres calles antes de donde nos encontramos.-Lo seguí mientras él iba de regreso, yo estaba perdida en esta ciudad; mis padres seguro estarían muy preocupados y yo aquí con un extraño.
Después de un momento pude reconocer la esquina de mi nueva casa, tomé su chaqueta y se la dí.
-Gracias, ya sé lle… llegar.
-De nada. Espero verte pronto.- me besó la mejilla, dio media vuelta y se fue caminando.
Mis padres me matarían si tardaba un segundo más. Me apresuré a llegar a la puerta y tocar, aún no tenía llaves de la casa. En un instante mi padre abrió la puerta.
-Renesmee ¿dónde has estado?-preguntó mi mamá cubriéndome con una pequeña cobija.
-Lo siento mamá, un chico se acercó a mí y estuve platicando con él un buen rato.
-¿Un chico?-preguntó mi padre con angustia en su voz.- ¿quién era? ¡¿Por qué hablas con extraños en una ciudad nueva?!
-Su nombre es…Bry…-seguía temblando, mi cuerpo se congelaba y las palabras no salían de mi boca.
-Mejor vete a la cama nena, mañana hablamos.-me dijo mi madre antes de que papá se pusiera como loco por mi falta de responsabilidad.
Subí a mi habitación, me acomodé en la cama, me cubrí, cerré mis ojos y no tarde mucho en quedarme profundamente dormida.

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