Sol y Luna

Juramento doloroso

Abrí los ojos de golpe, rápidamente observe todo a mi alrededor el techo era celeste como el cielo en un día asoleado, las paredes reflejaban flores por doquier, era un jardín estático casi real. Si, estaba en mi habitación no recordaba como había llegado entonces, percibí un aroma exquisito algo tan tentador provenía de la criatura que se encontraba muy cerca, oculta tras Albión, de un solo salto me puse de pie fue tan rápido el movimiento que no me di cuenta, Albión se encontraba alerta a cualquier movimiento tenia el aspecto de un dios griego totalmente imponente con los brazos desplegados como alas de águila protegiendo al ser de corazón que latía como el aleteo de un colibrí, su sonar era un llamado y a la vez que quemaba mi garganta como brazas al rojo vivo. Lentamente me agazape para abalanzarme y así acudir a ese llamado, no me importaba nada solo la sed, era lo único que debía saciar.
Entonces Albión murmuro - ten fuerza de voluntad… piensa- su mirada era sombría sus brazos esperaban precavidos a cualquier movimiento, le sonreí llena de ansia de sangre cuando oí en mi mente su voz de terciopelo y furiosa a la vez.
-¡¡contrólate!! ¡¡Mira a quien piensas atacar!! ¡¡Mírala!! –exclamo, yo me quede estática como un estatua, me incorpore lentamente dejando la postura de ataque que había tomado, parpadee varias veces como si despertara de un trance y fije mis ojos nuevamente a el ser de corazón latente, su estatura era diminuta le llegaba casi a los hombros de Albión, toda ella se inclino a un lado de él permitiéndome verla un poco. Era ella, el ser que me había dado la vida, mi respiración se volvió irregular, la mire y su rostro estaba lleno de dolor y sus lágrimas caían como una cascada de perlas cristalizadas, mi respiración se volvió mas agitada.
- ¡Ma… madre! - susurre pero mi voz sonó como el tintineo de campanillas, retrocedí lentamente luego me abrasé sujetándome las costillas con fuerza y dije con voz suplicante:
- ¡Albión sácame de aquí… por favor! - mi voz comenzó a quebrarse sintiendo un nudo en la garganta, un dolor agudo producido por la tristeza, mis ojos comenzaron a picar pero de ellos no cruzo una sola lagrima y nunca lo haría. Albión en un movimiento grácil me subió a sus hombros y salio a toda carrera por la ventana mas cercana lo ultimo que pude ver y oír fue a mi madre correr a la ventana por la cual habíamos salido y ella grito:
--¡¡¡Amely!!! - su voz desgarraba mi corazón como cuchillas insertándose a la vez en el, nos adentramos en lo mas profundo del bosque dejando atrás por completo el efluvio de mi madre de pronto, Albión detuvo su carrera y me bajo de sus hombros dejándome de pie, pero yo me deje caer de rodillas en la nieve aun abrazándome .
- Estuve apunto de asesinar a… mi… madre - dije entre susurros pero aun así, mi voz se escucho como el repicar de dulces campanas.
- Fue la sed y tus instintos quienes te hicieron actuar de esa forma eres una recién nacida, una niña, y por consiguiente debes de alimentarte, ahora cierra los ojos escucha y siente - sus ojos reflejaban comprensión y el tono de su voz era tan paternal que por un instante me pareció oír a mi padre.
Seguí sus instrucciones y empecé a sentir todo con gran intensidad, el balanceo de las hojas contra el viento, el correr de pequeñas criaturas sumando a eso su respirar y el latido de sus pequeños corazones. Entonces oí por el oeste las pisadas de los cascos de animales y luego como arrancaban y masticaban la hierba.
- ¿Por el oeste verdad? - dije ansiosa.
- Si así es, hay una manada de ciervos, ahora solo déjate llevar por tus instintos – luego de decir esto me sonrió y salio disparado como una flecha a donde se encontraba la manada. Entonces lo seguí pero solo me tomo unos segundos llegar a su lado y con un simple esfuerzo lo deje atrás. Todo a mi alrededor era tan claro podia ver hasta la mas pequeña hoja, de pronto supe exactamente la ubicación exacta de la manada, me detuve en la punta de una colina y pude verlos desde allí solo a unos metros de mi entonces me agazape como una leona observando a su presa con una gran ansia de saciar esta sed en un movimiento tan veloz que casi no lo percibí estuve junto a el macho mas grande de la manada que bebía agua de el rió, lo abrace y pose mi boca en su garganta segundos después su sangre tibia comenzó a correr por mi garganta aunque su olor no era tan exquisito como el de los humanos basto para apaciguar el ardor. A pesar que el ciervo se movía bruscamente no sentía su fuerza en absoluto y luego ceso lentamente y también el flujo de su sangre, deje caer entonces el cuerpo del ciervo a mis pies y fui en busca de mi próxima presa. Después de concluir con la hembra que atrape posteriormente me di cuenta que estaba siendo observada por Albión que se encontraba apoyado contra un árbol, parecía pensativo, luego se acerco a mi y comenzó y dijo:
- ¿Cómo lograste detenerte en tu hogar? Creí que tendría que pelear contra ti o salir a toda velocidad con tu madre en brazos – inquirió.
- Fue su voz… fue Andre quien me detuvo no sé como explicar… pude oírlo en mi mente como si el estuviera a mi lado – respondí confundida.
- Su don es muy fuerte sobre todo contigo, la última vez que se comunico conmigo su voz era apenas un murmullo - comento Albión sorprendido.
- No te comprendo – le dije – no comprendo nada. ¿Que fue eso? ¿Dónde esta él? – mi preocupación se intensificaba a cada instante. Albión vio la expresión de mi rostro llena de angustia, suspiro y comenzó a explicarse.
-Andre tiene un don muy interesante puede comunicarse con las personas mentalmente y a la vez ver lo que ellas ven ese instante pero cuanto mayor es la distancia entre él y esa persona mas difícil es comunicarse, pero contigo es mas fácil es como si estuviera en sintonía con tu mente. Andre se fue en busca de respuestas a Volterra con el clan de los Vulturis – me explico.
- ¡No! el no debió hacer eso, mi padre me contó que es un clan muy peligroso y poderoso – exclame, no podía dar crédito a lo que escuchaba.
- Tu padre fue sabio al contarte sobre ellos - dijo con voz asombrada y a la vez sombría, luego saco un sobre de su abrigo que estaba sellado con parafina roja y de ella resaltaba una figura, parecía ser un centauro con arco y flecha listo para disparar. Admire el sobre y luego vi. el rostro de Albión entonces comento:
- Es para ti, en este momento no creo que pueda comunicarse me pidió que te lo entregara – lo tome y lo abrí cuidadosamente dentro del sobre había un papel y un collar con un dije con forma de flor la reconocí al instante era mi favorita, fresia ¿Cómo sabia el que me gustaba? No alcanzaba a comprender, observe el dije detenidamente acariciando cada pétalo tallado en cuarzo blanco tenia diamantes incrustados en el centro de la flor el dije era simplemente exquisito, entonces tome la nota y la leí.

Querida Amely:
Cuando leas esta carta me encontrare muy lejos o talvez imposibilitado para comunicarme pero tu estarás siempre en mi corazón, dándome la fuerza necesaria para regresar a ti, fui a buscar información en Volterra con el clan de los Vulturis, ellos talvez conozcan el paradero de esos tres vampiros, si es preciso pediré su ayuda pero si todo resulta bien regresare mas pronto de lo esperado. Sé que Albión será un buen maestro y amigo sigue sus concejos y enseñanzas. Te dejo adjunto a la carta un collar, se que es tu flor favorita, tuyo por siempre.
Andre Moliere

Al terminar de leerla tenia un gran sentimiento en mi corazón de añoranza deseaba tanto tenerlo junto a mi y poder abrazarlo, me puse el collar y mire a Albión con toda la seriedad que pude.
- Es hora de comenzar nuestra búsqueda – me dijo él.
-Estoy de acuerdo contigo pero… tengo que despedirme de mi madre necesito verla una vez mas - murmure. Albión vio mi rostro con ojos pensativos, recordando talvez lo sucedido anteriormente y previniendo lo que podría suceder, luego suspiro profundamente y comenzó a hablarme en tono serio como un padre a su hija.
- Debes de saber y comprender hija que eres un vampiro, una neófita, recién nacida o una niña como lo prefieras y ahora tu fuerza es mucho mayor a la mía y si no te controlas frente a ella no estoy seguro de poder detenerte antes que la mates, ¿comprendes lo que podría pasar?
Sus palabras pesaban tanto, me angustiaban pero era la verdad todo mi ser había cambiado pero, SI había un pero, yo aun era su hija y ella era mi madre ese lazo y ese amor nunca podría separarnos, no sabia que me deparaba el futuro pero estaba muy segura de algo. Debía verla una vez más.
-Lograre hacerlo te lo suplico confía en mi, debo verla una vez mas – debía intentar necesitaba volver a ver su sonrisa.
- Entonces vamos – dijo respondiendo a mi suplica, luego salimos disparados hacia mi hogar.
Cuando estuvimos a unos pocos metros de mi casa me detuve completamente quedándome como una estatua, podía oírlo ese sonido tan dulce y atractivo, el latir de su corazón, mi garganta comenzó a quemar, apreté mis manos formando unos puños entonces exhale aire de forma brusca y camine lentamente tratando de recordar los momentos mas felices que tuve con ella. Al entrar al vestíbulo mi madre nos esperaba frente a los escalones, nuestras miradas se encontraron la tristeza, el dolor trataban de ocultarse, en ese minuto Albión se deslizo como una sombra detrás de mi posando su mano en mi hombro en señal de advertencia, precavido a cualquier movimiento extraño.
Mi madre en cambio fue acercándose lentamente extendiendo sus brazos y cuando estuvo a solo centímetros de mi, me rodeo con ellos sintiendo la frialdad de mi nuevo cuerpo pero aun así lo hacia con tanta ternura como si quisiera protegerme. Toda la quemazón de mi garganta no me importo en lo mas mínimo lo que mas deseaba era abrazarla también, lo hice con tanto cuidado como si abrazara una muñeca de cristal no iba a permitirme a perderla, ella era el único lazo que tenia con mi anterior vida entonces empezó a hablarme.
- Hija mía, nada cambiara, esperare hasta tu regreso... te quiero tanto hijita.
Mis ojos comenzaron a picarme sintiendo tanto dolor en mi pecho pero mi corazón no palpitaba y por mis ojos ni una sola lágrima se abrió paso y no lo haría.
- Te quiero mucho mamá… tratare de volver lo mas pronto posible - le dije quebrándoseme la voz, no tenia el valor suficiente para hacerle una promesa sobre mi regreso, mi búsqueda era toda una incógnita, tome su rostro entre mis manos y trate de trazar en mis labios una sonrisa que no llego a mis ojos y continué – dame una sonrisa madre… así podré marcharme tranquila, por favor – le suplique. Hasta ahora no sé de donde saco la fuerza necesaria pero sus labios me mostraron una sonrisa tan clara y deslumbrante pero de sus ojos las lagrimas fluían copiosamente, con mis dedos fui secando su carita de porcelana; me di cuenta entonces que mis manos estaban mojadas por ellas, cerré las manos formando puños y haciendo sobresaltar los nudillos.
- ¡Te juro madre que pagaran esos asesinos con sus vidas, por todo este sufrimiento, este dolor y estas lagrimas! - exclame tratando de controlar mi furia.
Estaba tan concentrada en mi madre que alguien aparte de nosotros tres se encontraba esperando un momento oportuno para ingresar a la estancia, entonces oí su caminar ligero adentrándose al vestíbulo, me di la vuelta sacudiendo la mano de Albión y ocultando el cuerpo de mi madre a mi espalda, extendí los brazos a lo costados esperando lista para atacar. La extraña se acercaba con movimientos ligeros y precavidos a la vez, su palidez era igual a la de Albión y mía, su rostro era fino aunque aparentaba ser alguien de edad, pero fue mi madre quien me detuvo:
- ¡Espera Amely! ella es nuestra amiga, es compañera de Albión – me murmuro y luego continuo con voz mas segura –ella se quedara conmigo y me protegerá hasta tu regreso – concluyó.
Poco a poco me fui tranquilizando, vi. a mi madre y una sonrisa cruzo a su rostro y quedarse ahí, verla sereno aun mas mi corazón en aquel momento mire a Albion quien hacia lo mismo entonces comencé a hablarle a nuestra huésped.
- Sea usted bienvenida a mi hogar y discúlpeme por favor.
- No te preocupes pequeña, te prometo que cuidare de tu madre con mi vida mi nombre es Sara y soy la esposa de Albión, te pareces tanto a tu padre mi esposo tenia razón
La mujer que tenia frente a mi era de belleza inimaginable su cara mostraba una dulzura abrumadora, no había duda podía confiarle a mi madre, luego de despedirnos en el portal Albión me guió hasta un Sedan negro con vidrios polarizados, entramos en el y fuimos a la carretera adentrándonos a su oscuro sendero. ¿A dónde nos dirigíamos? ¿Qué pasaría en la búsqueda? Eran preguntas que pronto tendrían sus respuestas.

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